El obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, fue designado, de forma interina, como el nuevo presidente del Consejo de Prevención de Abusos Sexuales a Menores y Acompañamiento de Víctimas, en reemplazo de su par de Rancagua, Alejandro Goic, quien dio un paso al costado luego de conocerse que en su diócesis existía un grupo jerarquizado de sacerdotes que habrían realizado actos "impropios".

Sin embargo, la decisión de poner a González a la cabeza de dicho organismo generó críticas de parte de las víctumas del ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima, quienes calificaron dicho nombramiento como "desastroso". De hecho, uno de ellos, José Andrés Murillo, afirmó que el obispo es "un tipo con la empatía de una piedra, prepotente, despectivo y con historia turbia durante la dictadura".

González salió al paso de estos dichos y hoy sostuvo en Radio Universo que "hay que recibir los insultos en esta vida y sobre todo si uno es cristiano como lo hizo el Señor". Pese a ello, añadió que sí siente "dolor" por los cuestionamientos, ya que "ser insultado públicamente es algo duro, pero es nuestra condición".

Además, señaló que "yo no conozco a ninguno de los tres (víctimas de Karadima). Efectivamente en Roma dije que había recibido a muchas víctimas, y a las víctimas que había atendido el Papa (Francisco), pero me estaba refiriendo a las víctimas de la Nunciatura, sobre todo a una de ellas (...). Nunca recibí ni e intercambiado una palabra con las víctimas del caso Karadima".

"Yo pienso que creen que yo mentí en la conferencia de prensa en Roma, porque me achacan cosas de mi historia pasada, antigua, que son totalmente falsas", añadió el jefe de la diócesis de San Bernardo. En consecuencia, continuó, "creo que la ideología muchas veces ciega un poco y hay que buscar la verdad en esto. Yo he trabajado años en esto".

Por lo que para González, las acusaciones en su contra son una cosa "injusta, y mucha gente lo ha captado así".  Por otro lado, el obispo se refirió al caso de Rancagua -destapado por Canal 13-, en donde 14 sacerdotes habrían perpetrado una serie conductas impropias.

Al menos uno de ellos, incluso, contra menores de edad. Lo anterior derivó en la renuncia de Goic por la poca celeridad que tuvo al respecto. "Con esto que pasó (en Rancagua) quedó mezclado el abuso sexual, el abuso de poder, con la homosexualidad, y esas son dos cosas distintas que tienen un tratamiento distinto de todo punto de vista. La gente empieza a mezclar las cosas", indicó González.

En esa línea, añadió, "es bueno que la gente distinga. Una cosa gravísima es el abuso de menores por el efecto que produce. Y otra cosa es que entre dos personas adultas haya una relación homosexual que, desde el punto de vista del sacerdocio, es completamente incompatible".

"Hay sacerdotes que alguna vez podrían tener esa tendencia y usted sabe que esto tiene maneras de vivirse y tratarse y ser compatible. Pero si se trata de una vida homosexual, el Papa lo ha dicho de esta manera, si hay un mínimo sentido o algo de homosexualidad, mejor que un chico no entre al seminario.

Hoy día, efectivamente, con la psicología moderna, somos capaces de descubrir eso con mucha facilidad", recalcó el obispo. Seguido de ello, concluyó precisando que "cuando se trata de una homosexualidad arraiga, como dicen las normas de la Iglesia, un varón no puede ser sacerdote".

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