Oh I'm just counting

Scarleth Cárdenas y las cifras de separaciones: 15 de 23 parejas que utilizan la Unión de Acuerdo Civil son heterosexuales

Por Teresa Frías K.

El amor, el amor, el amor. Como nace, también muere. Un momento por lo que todos hemos pasado, y los que no, pues suerte han tenido. Sin duda la relación de pareja tiene sus pro y sus contras y lo hemos visto claramente en la alta tasa de divorcios que hay en nuestro país, al igual que la baja en números que ha sufrido el matrimonio.

Hoy en día las parejas prefieren pololear o convivir y eso está claro. Los jóvenes prefieren lo más fácil, antes que conversar o arreglar los problemas. Esto, porque saben que un divorcio se vuelve más complejo, tanto en la convivencia como legalmente.

Es por eso, cuando nació el Acuerdo de Unión Civil, muchos vieron una buena opción. Si bien en un origen era para parejas homosexuales con el fin de dejar legalmente protegida a su pareja, también comenzaron a hacerlo parejas heterosexuales, por lo conveniente que resultaba.

Lo fácil que es separarse

El Acuerdo de Unión Civil (AUC) entró en vigencia el 22 de octubre del 2015. Esta nueva forma de filiación, que incluye a contrayentes del mismo sexo, la han firmado cerca de 3.000 parejas. De esas, 23  al 2016 ya se habian separado según cifras entregadas por el Registro Civil. 

Poner fin a un AUC es más simple que terminar con un matrimonio. Mientras la ley contempla que el divorcio puede ser tanto de mutuo acuerdo, en cuyo caso la tramitación dura al menos un año, como unilateral, proceso que dura tres años. Los requerimientos en el caso del AUC son más sencillos: basta que una de las partes registre en el Registro Civil el fin del acuerdo y que notifique al otro conviviente para el cese del contrato. 

Esta unión, al momento de suscribirla, otorga a la pareja una serie de beneficios y regula los bienes de ambos, ya que si bien el régimen por defecto es la separación de bienes, los convivientes pueden optar por la comunidad de su patrimonio. También otorga derechos de herencia y reconoce, en caso de muerte de uno de los contrayentes, la prioridad de la tutela de los hijos a una de las partes. Al igual que en un divorcio, cualquier discrepancia al momento del quiebre será resuelto por un tribunal de familia, que está encargado de mediar por la tuición.  

De esos 23 casos de separación, 15 corresponden a parejas heterosexuales y los restantes ocho, a uniones de personas del mismo sexo.

Scarleth Cárdenas el ejemplo farandulero

El lunes, la periodista Scarleth Cárdenas fue uno de los temas más comentados tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, esto, porque la ex rostro de TVN se había separado legalmente de su pareja María Isabel Corcuera.

La reportera de 43 años y la sicóloga contaban dos años de tener "una familia preciosa", cuando revelaron que estaban juntas. Ya vivían juntas, con los dos hijos de Corcuera, quien ya había atravesado por dos divorcios, cuando decidió compartir con Cárdenas.

Sin embargo, al día siguiente todo cambió, y el martes anunciaba que se casará nuevamente con su pareja, luego que se separaran y volvieran a estar juntas.

Scarleth explicó al diario La Cuarta que firmará nuevamente el Acuerdo de Unión Civil "el próximo 3 de marzo, cuando cumplamos un año".

"La verdad es que tuvimos unas semanas difíciles por problemas de carácter y como toda pareja discutimos, tuvimos nuestras diferencias. Pero después de esa decisión drástica nos dimos cuenta de que estábamos dando la hora y seguimos para adelante", relató la periodista.

Las nuevas parejas

Para Paula Vergara, sicóloga y terapeuta de familias y parejas de la Fundación Nepsis, la cifra no es significativa, pero sí llamativa. “Creo que más personas están optando por el AUC porque es menos engorroso en el trámite e igual otorga protección a la pareja. Incluso, en la separación es más simple, entonces, 23 puede sonar mucho, pero en el universo total no resulta tan influyente”, comenta. 

Para ella, las parejas modernas se diferencian mucho de las de otras generaciones, donde los roles estaban mucho más definidos. “Ahora son mucho más compañeros. Existe una distribución de tareas igualitarias y pocos están dispuestos a postergar su vida por un compromiso social. Hay convivientes que, sin estar reconocidos formalmente con un matrimonio, tienen las mismas dinámicas y obligaciones que se espera de los casados”, añade Vergara.

Sobre el temprano fin de estas relaciones, la terapeuta explicó que no es distinto de parejas casadas, sólo que, por los tiempos de tramitación se ve la diferencia. Tampoco cree que los números indiquen una mayor distinción entre la forma de relacionarse de las parejas dependiendo de su orientación sexual.  “No existen diferencias de relación entre las parejas homosexuales de las heterosexuales. En ambas hay el mismo afecto, el mismo compromiso y el deseo de que la relación perdure. Ponen el mismo esfuerzo y esperanzas en el vínculo”, indica. 

Ricardo Viteri, director de SeparadosdeChile.cl, manifiestó que estos quiebres se deben a que muchas parejas toman la convivencia como un período de prueba previo al matrimonio. “Me sorprende, porque no pensé que fueran a haber cifras significativas antes del año, pero lo entiendo. Hoy tenemos muchísimos matrimonios que se están rompiendo porque tenemos una cultura de lo desechable”, asegura. 

Según Viteri, la simpleza de la separación del AUC es uno de sus beneficios, ya que, comparado con los costos monetarios del divorcio que suelen ir desde los $ 180 mil a $ 600 mil, permite a las parejas un proceso mucho más sencillo.

Añade que  uno de los principales desafíos que implica la aparición del AUC tiene que ver con las nuevas cargas que asumirán los tribunales de familia. “Con esto van a aumentar la carga de los jueces de familia y va a cobrar importancia las mediaciones, que es algo que se usa muy poco hoy”, sostiene.