Oh I'm just counting

Terremoto educacional: ¿Qué estamos esperando para actuar? Por Yasna Provoste, senadora

Chile está viviendo un verdadero “terremoto educacional”.

Los niveles de deserción e inasistencia en colegios y jardines infantiles son drámaticos, sumado al grave deterioro en la convivencia escolar y en los bajos niveles de aprendizaje post pandemia. La acumulación progresiva de este deterioro tendrá efectos inconmensurables en el desarrollo futuro del país, en nuestra convivencia y, por cierto, en la formación integral de las próximas generaciones.

Tenemos que reaccionar y hacerlo ahora. Chile no puede aceptar como normal que un número elevadísimo de niñas, niños y adolescentes no estén completando su escolaridad. Un retroceso de décadas que debe conmovernos e interpelarnos a todos. Una vulneración grave de derechos que está afectando a muchísimas familias en Chile.

Las cifras son elocuentes. El 68% de alumnos de Kinder presentaron un ausentismo crónico este 2022. Un porcentaje relevante de los alumnos de 1º básico no conocen las herramientas básicas de la lectura y en el resto de los niveles hay serias brechas de aprendizaje. Sólo en 2022 un total de 50 mil estudiantes abandonaron sus estudios.

El Presidente Boric señaló el pasado 24 de noviembre en México que la recuperación de la educación pasaba a ser una prioridad en su gobierno. Esperamos que su voluntad se traduzca en acciones de su gobierno. Pero llevamos más de un mes desde su anuncio y hasta ahora lo que ha pasado es bastante poco.  

Con máxima urgencia necesitamos iniciar un Plan Nacional para la Recuperación de la Educación focalizado en niñas, niños y adolescentes que, a lo menos, recupere la presencia de los alumnos en las salas de clase, reabra jardines y salas cunas cerradas en la pandemia; impulse acciones pedagógicas que recuperen los aprendizajes perdidos, mejore la convivencia escolar, apoye especialmente a profesores y auxiliares de la educación; y entregue recursos a las familias cuyos hijos terminaron trabajando en post pandemia.

En la coyuntura, para 2023, debemos iniciar como país una gran cruzada para que las familias reincorporen a sus hijos e hijas a la educación escolar, dotando a los establecimientos de nuevas capacidades para salir a recuperar los alumnos perdidos y apoyando especialmente a los municipios para colaborar en esta labor.

Este es el momento en que necesitamos una televisión pública de verdad, que se ponga al servicio del retorno a la escuela como una misión-país.

El Ministerio de Educación tiene el rol clave de convocar y liderar esta cruzada con las familias, padres, apoderados, docentes, comunidades escolares, Universidades y Centros de Formación Técnica, Colegio de Profesores, organizaciones de la sociedad civil y muchas y muchos que de manera individual han comenzado a levantar la voz frente a este terremoto educacional.

Desde la Comisión de Educación del Senado que presido hemos establecido líneas de acción con casi la totalidad de estas organizaciones, hicimos propuestas en ley de Presupuesto 2023, apoyamos modificaciones a subvenciones escolares para el 2023, hemos construido una voluntad política transversal de apoyar un Plan de Recuperación Educativa.

Compartimos la angustia de las familias y tenemos la disposición a colaborar para sacar adelante el Plan de Recuperación Educativa. Todos anhelamos que la autoridad pase de las declaraciones y diagnósticos a la acción educativa remedial concreta.

Es urgente impulsar ese Plan, dotar de más recursos a los colegios para revertir ausentismo y mejorar aprendizajes; ahí nos jugamos el futuro del país.

Empezar a superar esta crisis educativa requiere actuar ahora.