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La declaración del falso Giorgio Jackson sobre el robo de computadores en el ministerio de Desarrollo Social

Miguel Ángel Apablaza —sindicado como quien suplantó al entonces ministro Jackson para perpetrar el robo de 23 computadores y una caja fuerte con documentos desde la cartera— declaró a la fiscal Tania Sironvalle que al menos uno de los llamados del 19 de julio se hizo desde su teléfono.

Aseguró —sin entregar evidencias que sustentaran sus dichos— que el falso Jackson era un compañero de celda y no él, ya que él solo había prestado su equipo para hacer un “cuento del tío”. Sí, reconoció haber coordinado la entrega de los notebooks a su abuela. También dijo haber pedido destruir el chip del equipo. Su testimonio mantuvo la duda de si se trató de un robo por encargo, o no.

A las 11:30 am del 8 de agosto, la fiscal Tania Sironvalle interrogó a Miguel Ángel Apablaza Suárez, 24, en el Recinto Penitenciario de Alta Seguridad de Santiago.

Apablaza, imputado como autor del robo con violencia registrado el 19 de julio en el Ministerio de Desarrollo Social del Centro de Santiago, estaba en la cárcel de Puente Alto por un robo previo cuando se cometió el delito, según consigna el medio digital Ex Ante.

La fiscal lo imputó como el presunto autor de la llamada al mesón del ministerio, que los guardias privados contestaron cerca de las 8:30 pm de ese miércoles.

Al otro lado de la línea habló una voz masculina que aseguró ser el entonces ministro Giorgio Jackson de Revolución Democrática (RD), quien dijo haber sufrido un accidente en la entrada sur de Santiago y pidió un número de WhatsApp para llamar por esa vía.

Los guardias le dieron el de la empresa de seguridad y recibieron la llamada. “Solo se veía la foto de una persona que portaba un jockey, tez blanca, con lentes ópticos, que en realidad era igual al ministro Giorgio Jackson”, declaró ante la policía el guardia José Guzmán Flores.
La llamada del falso ministro dio origen al robo de 23 notebooks desde la cartera y de una caja fuerte con documentación, en 2 fases, que se extendieron hasta cerca de las 11:30 pm.
En la primera, supuestos “sobrinos” de Jackson recibieron los computadores reunidos por los guardias. En la segunda, 3 de ellos entraron al edificio, vestidos con overoles blancos y mascarillas, para retirar una caja fuerte con documentación que a este viernes seguía perdida.

La sustracción ocurrió en medio de las investigaciones a convenios iniciadas a raíz del caso Democracia Viva, la fundación ligada a RD.
También precipitó la caída de Jackson el 11 de agosto, en medio de la amenaza de la presentación de una acusación constitucional en su contra.

A casi 4 meses del robo, el OS-9 de Carabineros detuvo a otros 2 presuntos partícipes del delito. La fiscalía los sindicó como el conductor del vehículo que llevó la caja fuerte desde el ministerio y la persona que la recibió y la descerrajó en su casa de Renca.
Ambos —ciudadanos chilenos de 32 años con prontuario por hurtos y otros delitos— fueron imputados como autores del robo y quedaron en prisión preventiva.
Pese a las capturas —que se sumaron a la del presunto autor del llamado del falso Jackson y la de la receptora de los notebooks— se mantiene la interrogante sobre la información interna que manejaban del ministerio: la existencia de 2 cajas fuertes, su ubicación y detalles como la existencia de medallas de Jackson en el sexto piso, entre otras.

Este viernes, el tribunal revisó el arresto domiciliario total de Elena Cecilia Rojas Crespo, la abuela de Apablaza que recibió los computadores. Alegó su abogado Francisco Vildoso y se cambió su medida cautelar por arresto domiciliario nocturno.

La declaración. En su declaración, Miguel Ángel Apablaza dijo que al menos uno de los llamados al ministerio se hizo desde su teléfono, pero aseguró —sin entregar evidencias que sustentaran sus dichos— que el falso Jackson era un compañero de celda y no él, ya que el solamente había prestado su equipo para hacer un “cuento del tío”. Sí reconoció haber coordinado la entrega de los notebooks a su abuela. También dijo haber pedido que destruyeran el chip. Su testimonio mantuvo la duda sobre la identidad de los “sobrinos”, de si se trató de un robo por encargo y, en ese caso, por orden de quién. A continuación, los detalles de su declaración.

El piso 3 de la torre 1. “En el mes de diciembre del año 2022 llegué al piso 4 de la torre 1 del CDP (Centro de Detención Preventiva) de Puente Alto, y cuando llevaba como 5 meses me cambiaron al piso 3 de la misma torre. Yo pedí el cambio de piso. En el piso 3 me recibió el ‘Isra’, de quien no sé su nombre, y me llevó a la casa grande del fondo. En ese lugar yo compartí con ‘Delfín’, con el ‘Care Talco’, con el ‘JC’, con el ‘Peñita’, con el ‘Porteño’, con el ‘Caracas’ y con el ‘Rana’, entre otros, pues no me sé los nombres o apodos de los demás. A mí me decían el ‘Negro chico’. Al ‘Isra’ lo conocía desde la Peni (ex Penitenciaría). Yo dormía en la litera del fondo, costado izquierdo en el primer piso. En la litera de arriba dormía el Isra. A los demás que nombré los conocí cuando llegué a ese piso. Compartíamos en la rueda de mate y cocinábamos y comíamos juntos”.

El primer llamado. “El día 19 de julio de este año, aproximadamente a las 9 y media de la noche, yo estaba junto al ‘Isra’ tomando once, además del ‘J’ y se acercó el ‘Rana’ y me pidió mi teléfono. Le dije: ‘sácalo de ahí, pues se está cargando’. El teléfono que le indiqué era de color morado, marca Motorola, con la pantalla trizada. El chip era de la compañía Entel o Claro, no recuerdo. En ese teléfono tenía el chip para efectuar llamadas y el WhatsApp lo tenía habilitado con otro chip que tenía mi abuela”.

El ‘Rana’. “A los 5 minutos después, el ‘Rana’ me devolvió el teléfono y me dijo que si lo necesitaba nuevamente el teléfono me avisaría. Lo que quiso decir es que habían rescatado un número de una empresa para ‘cagarse’ a alguien, para robarle. Estaban estafando a alguien para la calle. Tenían uno en línea que lo llamaría a él de vuelta. Todo esto lo estaba coordinando el ‘Rana’ desde su cama, tapado con una frazada”.

El “cuento del tío”. “Si bien yo no escuché nada de lo que él decía, en otras ocasiones sí escuché cuando en esta y en otras cárceles hacían el cuento del tío. Por ejemplo, llaman a un guardia y se hacen pasar por el jefe. Si el guardia engancha, le dan instrucciones para tomar nota del número al que debían llamar del servicio de grúa. Algunos guardias enganchan y otros no”.

El envío de los computadores. “Al rato se acerca y me pide una dirección para recibir unas especies. Yo sabía que se trataba de unos computadores que se habían obtenido por esta estafa que estaban realizando, así que le pregunté si venían directo del lugar (de) dónde se habían sacado o desde otro lugar. El ‘Rana’ me dijo que irían a dejar los computadores desde un lugar distinto desde donde los habían sacado. Yo hablé por WhatsApp con mi abuela y le pedí que recibiera estas cosas. Me dijo que no tenía problemas”.

La entrega de los notebooks. “Cuando mi abuela recibió los computadores le pedí que me enviara las fotos de los computadores. Ella me envió fotos de cada computador. Esto me lo pidió el ‘Rana’. Le dije que al día siguiente los irían a buscar”.

El supuesto uso de su número. “Mi teléfono solo lo ocuparon para hacer el servicio de grúa. El cuento era que el supuesto jefe del guardia le diría que no debía llamar a mi número como si fuera la grúa”.

Las noticias. “Al día siguiente mi abuela me contó que ella había pagado el Uber con una transferencia bancaria y también me contó que estaba saliendo todo en las noticias, que los computadores eran de un ministerio. Le dije que fuera a dejar las cosas a la casa de mi mamá Elizabeth y después me llamaron mis tías diciendo que estaba en cana y supe que llegarían por mí”.

La supuesta destrucción del chip. “Cuando salió todo en la prensa, el ‘Rana’ lo único que me dijo es que rompiera mi chip, pues seguro que me irían a buscar. Yo dejé pegado el chip en la pared cerca de mi cama y le pedí a quien me recibió en el módulo que lo rompiera después. Puedo agregar además que esa noche el único que estaba trabajando con teléfonos, estafando en mi cuadrante, era el ‘Rana’”.