Los diputados Florcita Motuda (Raúl Alarcón) (PH), Pamela Jiles (PH) y Amaro Labra (PC) se transformaron en las vedettes del nuevo Congreso Nacional modelo 2018-2022.

 

Cada uno partió fiel a su estilo. Mientras el cantautor llegó al juramento del domingo 11 de marzo de túnica y cintillo y en su primer día de labores sacó aplausos luego de sugerirle a la Cámara Baja que le quitaran “los agudos” a la amplificación para mejorar el sonido de la Sala, la periodista gritó emplumada en contra del Presidente Sebastián Piñera el día del cambio de mando y el vocalista de “Sol y Lluvia” apareció de camisa floreada y más quitado de bulla que el resto.

 

¿Qué les espera a esta singular trío de honorables? ¿Cuánto demorarán en instalarse en el cargo? ¿Van a variar sus habituales vestimentas, tal como lo hizo en su momento el exlíder de los dirigentes pesqueros de Aysén Iván Fuentes cuando arribó a la bancada DC en 2014?

 

 

Para Patricio Gajardo, cientista político y analista, “no hay ningún riesgo de pérdida de credibilidad institucional ni menos de impacto legislativo. Estamos en presencia de nuevas formas de hacer política, donde lo que importa más es que sean buenos diputado, no sus vestimentas”.

 

“Por lo demás, eso es lo que les entrega identidad a ellos, sumado a un mensaje comunicacional que representa a un sector que es crítico del establishment y que busca la adhesión de un votante especial”, comentó a Cambio21.

 

El lado malo de tanta fama, según el académico, es que “por sus excentricidades y visibilidades deberán soportar más control y supervisión mediática. Si no van nunca a las comisiones o se ausentan de alguna sesión en Sala estarán muchos más expuestos que aquellos a los que no se les ha dado tanta cobertura”.

 

“La gente ahora sabe que son parlamentarios y que tienen que hacer la pega en las comisiones y en sus distritos. Por lo mismo, deben mantener sus mensajes por medio de discursos rimbombantes que de seguro aparecerán para generar ruptura”, insistió.

 

 

Pablo Lira, experto electoral, lo mira más en serio al plantear que “el trabajo parlamentario es muy complejo, más que lo que se conoce. Hay que tener ciertas capacidades en cuanto a la metodología que tiene el Congreso, que trabaja en dos Cámaras y en una serie de comisiones”.

 

“Por lo tanto, habría que ver en cuál de estas comisiones, Educación, Defensa, Minería, Salud, Derechos Humanos, etc., tanto Labra, Jiles como Florcita Motuda podrían hacer algún aporte ciudadano más allá de destacar sus formas de ser y sus vestimentas o lo llamativo de su lenguaje. No sé si hay mucho que esperar e ignoro si será la labor esperada”, indicó a este medio.

 

A juicio del analista, “la gestión parlamentaria lamentablemente ha perdido el foco en cuanto al desprestigio que ha caído en los últimos años después de los escándalos de financiamiento de la política. Y ante esta desafección con la ciudadanía, no sé si estos tres diputados vayan a generar algo que supere lo pintoresco que ellos representan”.

 

“Hay que tomar en cuenta que de los tres solo Pamela Jiles tuvo una buena votación. En cambio, los otros dos lograron un bajo porcentaje y fueron arrastrados por sus listas. Por eso que provoca incertidumbre lo que puedan hacer en vez de expectativas políticas públicas y proyectos importantes que podrían presentar. Ojalá que se rodeen de buenos equipos de asesores para que complementen bien su labor editorial”, resumió.