Oh I'm just counting

No asume y ya nadie lo quiere: Gerardo Varela, el provocador ministro de educación de Piñera y una historia de futbolistas y modelos

El junio del año pasado, el recién nombrado ministro de Educación para el futuro gobierno de Sebastián Piñera, Gerardo Varela, escribió una incendiaria columna en El Mercurio titulada “La guerra de los sexos”, donde comienza analizando el mundo de las modelos, el deporte y cómo las mujeres se paran frente a los hombres, bajo su particular visión conservadora.
 
Varela empieza el texto recordando un viaje a Nueva York donde le tocó “en el asiento vecino una supermodelo veinteañera de piel de porcelana, ojos azul eterno y sonrisa de dentrífico”. “Nos miramos, nos saludamos y pienso que ella vio un rictus indescifrable en mi mirada (que yo calificaría de fauno senil), que la atemorizó, porque inmediatamente preguntó si no había alguna mampara que separara los asientos“, cuenta el futuro ministro como anécdota de la forma en cómo miraba a la joven.
 
Luego, insistió: “Me acordé de esta anécdota porque David Gandy, uno de los modelos mejor pagados del mundo, se quejó de que está aburrido porque las modelos femeninas viajan en business, mientras los masculinos lo hacen en turista, y que ellas ganen 30 veces más que los hombres”.
 
“David Gandy no está solo en esto de exigir igualdad de remuneración a igualdad de trabajo”, dijo el futuro ministro y ejemplificó con una polémica entre el tenista Novak Djokovic y Serena Williams, luego de que éste afirmara que le parecía bien que los premios para los hombres fueran mayores que para las mujeres. “¿Quién tiene la razón en esta guerra de los sexos?”, se pregunta a sí mismo en la columna.
 
Varela explica que “si usted encuentra que Djokovic, lo tildarán de machista troglodita, y si opta por Serena, de analfabeto económico, en circunstancias que la verdad está entremedio”. “Mis hijas les saben los nombres a todas las modelos famosas, y mis hijos las reconocen de espalda con la certeza del ojo experto (gen heredado por lo demás)”, dice.
 
El empresario afirma que de los modelos masculinos “nadie se acuerda” porque las mujeres “quieren parecerse a los ángeles de Victoria’s Secret o a Gisele Bündchen, compran más ropa y cosméticos que ellos“. Entonces, Gerardo Varela lanza su teoría económica.
 
“El mercado, al asignar recursos, considera que las mujeres modelos son más productivas que los hombres y por eso les pagan más. En el tenis ocurre al revés. Los hombres prenden más televisores que las mujeres y consumen mas ropa deportiva que ellas. De hecho, muchas chilenas quisieran parecerse a Gisele, pero menos a Serena. En los hombres, muchos quisiéramos ser Djokovic, pero pocos aspiramos a ser Gandy”, escribe quien estará a cargo de la educación del país.
 
Varela explica que “en remuneraciones, lo importante es que dos personas que produzcan lo mismo ganen igual. Es la productividad desligada de la edad, sexo y condición lo que debiera mandar y no, como dicen David y Serena, el esfuerzo y el entrenamiento. Cuando ambos convoquen tantos auspiciadores y televidentes, ganarán lo mismo, porque producirán lo mismo”.
 
“Es como en el fútbol: juegan 11 por lado, pero los goleadores ganan más que el resto, porque es más difícil y atractivo hacer goles que pegar una patada. Por eso las empresas deben medir la brecha de género y terminar con las discriminaciones arbitrarias, pero no simplemente aplicar igualdad de trato entre trabajadores -sean o no del mismo sexo- si hay diferencias de productividad“, dice.
 
Tras explicar esto en el texto, Varela dice que “la ideología o la ignorancia parece cegar a algunos” y los hace incapaces de entender esto, recordando que en la prueba PISA “solo el 3% logra un rendimiento alto”. Luego explica que “no es raro entonces que muchos jóvenes se entusiasmen con Beatriz Sánchez o Mayol, que en su debate televisivo demostraron que no entienden que las necesidades son ilimitadas y los recursos escasos”.
 
Finalmente, el futuro ministro dice que su esposa “que es activa combatiente en la guerra de sexos” le advierte que “no todo en la vida es mercado“, y que le explicó comparando esto con un tema de moda para que lo entendiera.
 
“Le pregunto si está dispuesta a pagar lo mismo por un vestido Carolina Herrera que por uno de una modista cualquiera, si les exigió el mismo esfuerzo hacerlo, y ella me contesta que no es lo mismo y me emplaza amenazante a seguir combatiendo o retirarme. Yo, hombre prudente y gran estratega, sigo el consejo de Napoleón: las guerras contra las mujeres se ganan rindiéndose o retirándose y me retiro en silencio”, dice.