El Informe del Banco Central de inicios de mes nos alerta sobre ajustes a la baja en el escenario 2024 de un menor crecimiento en torno al 2,5%, de una mayor inflación a diciembre en torno a 4,5% y de un PIB tendencial no minero de 1,8% para los próximos años.
No nos podemos acostumbrar como país a un crecimiento del 2,5%, ni menos que este crecimiento no genere nuevos empleos, ni menos que el PIB tendencial sea 1,8%, lo que significa otra década pérdida para el país..
Es muy preocupante el aumento de la Informalidad Laboral en los últimos años y que aún estemos bajo en los niveles de ocupación en relación al año 2019.
Con estos datos como país debiéramos reaccionar y trabajar transversalmente para tener un crecimiento más robusto -que este 2,5%-, con más empleos y más productividad.
En el próximo debate del Presupuesto 2025 debiéramos concordar transversalmente que se requiere incrementar la inversión pública y consensuar ajustes en las glosas que permitan una ejecución de la inversión más acelerada.
En los Gobiernos Regionales al mes de julio según reporte de la DIPRES, se constata lamentablemente que mantienen una ejecución muy deficiente, a julio alcanzaron a ejecutar solo el 35,9% de la inversión regional. La ejecución es baja comparada con los últimos años y además, muy dispar donde por lejos se destaca la Región Metropolitana con un 60,1%, mientras que las más bajas son Aysén, con un 13,2% y Tarapacá, con un 19,2%.
Tenemos además, bajas ejecuciones de la inversión pública en el Poder Judicial, en Carabineros, MINSAL y la ejecución en proyectos de Innovación Productiva vía CORFO y Ministerio de Ciencias andan lentos -con excepción de ANID-..
Es urgente construir de cara al Presupuesto 2025 un conjunto de medidas que aceleren la ejecución de la inversión pública que significa un monto alrededor de US$ 13.000 millones, que la inversión en innovación empiece a madurar en proyectos de diversificación productiva en regiones atrasadas.
Se requiere apoyos a regiones con altas tasas de desempleo, como Ñuble, Araucanía y ahora los efectos que tendrá el cierre de Huachipato en la región de Bío Bío y se cumpla la ley de responsabilidad fiscal que obliga a MINTRAB que implemente planes de empleo en regiones con tasas superiores al 10%.
Para que el país vuelva a crecer se requiere avanzar en una agenda que le de más competitividad al país, a sectores productivos y actividades rezagadas; pero también se requiere más transparencia y competencia en los mercados.
No es buena señal para el país conocer que ciertos proyectos de inversión se aceleran por la vía de un lobby informal o telefonazos o whatsapp. Ni tampoco que entidades fiscalizadoras como la Comisión del Mercado Financiero actúa con lentitud en la fiscalización a los factoring por ejemplo. .
Es urgente entonces modernizar el sistema de evaluación medioambiental de los proyectos de inversión.
Como élite política debemos dar señales transversales que nos preocupa crear un clima institucional que facilite un mayor crecimiento del país, asumiendo por ejemplo los desafíos de mediano plazo como es mejorar los empleos vía una mayor calidad del sistema educativo.
Quiero insistir: No nos podemos conformar con crecer al 2,5%.
Si queremos un Chile con más equidad, con más oportunidades de progreso para todas y todos, un Chile con mejor calidad de vida de las mayorías, sea en las regiones como en la capital, se requieren tener acuerdos políticos que faciliten retomar el empuje y desarrollo que tuvimos hace décadas en el país.
Esta etapa de estancamiento debemos superarla y para ello es clave construir acuerdos para reimpulsar el necesario crecimiento con equidad.
Ojalá avancemos en salir de este estancamiento en que estamos ya hace 12 años, porque si no lo hacemos tendremos otra década de estancamiento y frustraciones sociales en nuestro país.