Piñera continua negando a los chilenos el acceso a sus propios ahorros, los que seguirán capturados por la codicia de las AFP.
La ley corta sobre pilar solidario refrendó la nula disposición del Presidente Sebastián Piñera respecto de la posibilidad de acceso por los chilenos a sus ahorros, ello mediante otro portazo a la posibilidad de activación de los llamados beneficios previsionales: el retiro de excedentes de libre disposición (ELD) y la jubilación anticipada.
En efecto, la nueva ley sólo aparenta desacoplar como requisitos del retiro de excedentes de libre disposición la PMAS (pensión máxima con aporte solidario), ello al reemplazar ese concepto por un guarismo de 12 UF como mínimo a garantizar como pensión autofinanciada por todo el que quiera acceder al retiro de ELD.
Con ello, si bien la PMAS deja de ser un requisito y una restricción al retiro de ELD, se mantiene su consecuencia que es el monto, incrementado y con corrección automática al alza día a día, de la pensión autofinanciada, permitiendo de paso que la inflación sea una nueva enemiga del retiro de excedentes de libre disposición. En cifras, de una PMAS actual de 325 mil pesos, como requisito para el retiro de ELD, hemos pasado a un guarismo de 338 mil (12 UF), aumentando así el monto de ahorro que se debe tener para poder acceder a este beneficio, ahorro que se consolida así en los 75 millones de pesos.
Por tanto, el retiro de excedentes de libre disposición seguirá siendo un beneficio previsional sólo para las personas de mayores recursos económicos. Y aún ellos con el otro requisito, el de la tasa de reemplazo del 70%, que no se quiere tocar, seguirán limitados en su gran mayoría para poder acceder a este beneficio previsional del DL 3500.
El objetivo del Gobierno claramente es seguir capturando para los dueños de las AFP y los beneficiarios de esos capitales (bancos, empresas, fondos de inversión) el control y administración de los ahorros de los chilenos, recursos que ya superan los US 230 mil millones.
Prueba de lo anterior es que el Gobierno en su proyecto original, antes de la crisis, pretendía hacer aún más restrictivo el retiro de excedentes de libre disposición, al exigir para ese beneficio previsional el 100% de la PMAS en el tramo de los 80 años. Es decir, usaba la discriminación por edad para aumentar el monto del requisito de la PMAS, dejando en 141 millones el ahorro a acreditar para poder por sobre el hacer retiro de excedentes, elevando casi al doble el actual monto de ahorro a acreditar en las cuentas de capitalización individual por los chilenos.
Así, en la ley corta de pilar solidario el Gobierno, en la práctica, sólo ha renunciado tácticamente a vincular el retiro ELD con el tramo más alto de la PMAS, el de los 80 años, pero no ha renunciado a mantener el requisito del 100% de la PMAS, disfrazado ahora con un guarismo (12 UF) incluso superior y ganando la indexación automática a la UF como nuevo candado para acceder a nuestros ahorros al momento de la jubilación.
La oposición, salvo honrosas excepciones, está nuevamente aceptando ello o, difícil de creer, no percibiendo el engaño. Ello en el contexto de un acuerdo previo sobre el particular, desconocido flagrantemente por el Gobierno, es aún más grave.
De paso, se renuncia por todos, pues ni siquiera se tocó una de sus normas, a utilizar el mecanismo de la flexibilización de la Jubilación Anticipada como colchón al inminente aumento a dos dígitos de la cesantía del país.
Para tapar lo anterior, se pondrá el acento, comunicacionalmente, en el aumento de la pensión básica solidaria en un 50% desde diciembre de este año, no reconociendo que es con segregación por edad, sin universalidad y con renuncia absoluta a mecanismos para enfrentar el desempleo, de cero costo fiscal, como el retiro de excedentes de libre disposición y la jubilación anticipada.
El Presidente Piñera sella así el año presumiendo del inicio de su agenda social en materia de pensiones, pero negando nuevamente a los chilenos el acceso a sus propios ahorros, ahorros fundamentales en tiempos de crisis y cesantía.
La codicia de los controladores de las AFP, con la complicidad presidencial, seguirán alimentando, lamentablemente, la desigualdad de un país manifiestamente desigual, pero lo que es más grave aún con la negativa a los propios ahorros de los chilenos.