La pandemia de la COVID-19, que no ha tenido mucho impacto sanitario pero sí económico, y la desigualdad son algunos de los temas claves en las elecciones del sábado en Nueva Zelanda, donde además se votan sendas leyes para legalizar la marihuana recreativa y la eutanasia.
Según las encuestas, el Partido Laborista parte como favorito bajo el liderazgo de la carismática primera ministra, Jacinda Ardern, que ha ganado reconocimiento internacional por su gestión tras los ataques supremacistas contra dos mezquitas en 2019 y la pandemia.
El Partido Nacional, encabezado por la conservadora Judith Collins, es el segundo en intención de voto, seguido de otros más minoritarios como el Partido Verde, el ACT New Zealand y el New Zealand First.
Estos son algunos de los asuntos claves en estos comicios:
La pandemia de Covid-19
Nueva Zelanda tuvo que retrasar estas elecciones un mes por la pandemia, aunque ha sido uno de los países que mejor ha respondido a la COVID-19, que ha causado unos 1.516 contagios confirmados (39 activos) y 25 muertes.
Aunque un nuevo brote obligó a implantar restricciones en Auckland en agosto, en el momento no hay ningún caso de transmisión local en el país. Para la votación, las autoridades han acondicionado los colegios electorales para preservar el distanciamiento físico y la higiene de las manos.
Aunque el aspecto sanitario está bajo control, Nueva Zelanda entró en recesión en el segundo trimestre debido a la pandemia tras 11 años de crecimiento económico y la mayoría de los partidos proponen medidas para incentivar el empleo y reactivar la economía.
El fenómeno Arden
Ardern, de 40 años, consolidó su imagen internacional durante su reacción al atentado terrorista contra dos mezquitas perpetrado por un supremacista blanco en la localidad de Christchurch en marzo de 2019 y en el que 51 personas fueron abatidas a tiros.
Su empatía y la imagen con velo para visitar a las víctimas, así como su contundencia contra la violencia y el discurso supremacista, disparó su popularidad dentro y fuera de su país.
El pasado diciembre, tuvo que hacer frente a otra crisis debido a la erupción del volcán Whakaari en una turística isla en el noreste del país en el que murieron 20 personas.
De carácter templado, Ardern demostró que también puede ser decidida con su reacción temprana y eficiente cuando surgieron los primeros casos de la COVID-19, lo que le permitió controlar la epidemia.
Collins, su principal rival, es conocida por su tono más combativo y por sus posiciones más conservadoras en temas económicos y sociales.
Desigualdad y crisis climática
Aunque Nueva Zelanda un país próspero con un PIB per cápita cercano a los 44.000 dólares (37.000 euros), la desigualdad ha crecido en los últimos años con problemas como el difícil acceso a la vivienda y bolsas de pobreza, principalmente entre las minorías maorí y del Pacífico.
Ardern ha reconocido que su Gobierno no ha cumplido las expectativas sobre la vivienda en su mandato y se ha comprometido a acelerar la creación de áreas residenciales para paliar la escasez de hogares. Entre otras medidas, los laboristas también planean subir el tipo impositivo máximo hasta el 39 por ciento, frente al 33 por ciento actual.
El Partido Nacional ha propuesto ayudas para mejorar la educación y la sanidad entre las familias menos pudientes, al tiempo que propone una bajada temporal de impuestos. Por su parte, los Verdes quieren crear un impuesto al capital para reducir la desigualdad.
La mayoría de los partidos contemplan iniciativas contra la crisis climática.
Posible gobierno de coalisión
Actualmente, Ardern gobierna en coalición con los Verdes y con New Zealand First, un partido de corte nacionalista que quiere reducir la inmigración y muy alejado ideológicamente los laboristas.
Según las encuestas de intención de voto, el Partido Laborista ganará las elecciones, pero necesitará el apoyo del Partido Verde para gobernar. Una coalición sin New Zealand First significaría un Gobierno más progresista.
Desde que las autoridades introdujeron en 1996 el sistema mixto de candidatos y listas cerradas, ningún partido ha alcanzado la mayoría absoluta en el Parlamento.
Referendos sobre eutanasia y marihuana
Los neozelandeses también decidirán en un referéndum vinculante sobre la entrada en vigor de la ley sobre la muerte asistida o eutanasia. Una encuesta realizada en 2017 entre 16.000 personas mostró un apoyo del 66 por ciento, principalmente entre los jóvenes.
Quienes se oponen a la ley alegan que no tiene suficiente garantías para demostrar que el paciente no está siendo presionado para recibir la eutanasia, lo que niegan los proponentes de la medida.
La legalización de la marihuana recreativa también se someterá a la voluntad popular en otro plebiscito. La ley sobre la producción, distribución y consumo del cannabis permitirá la compra de hasta 14 gramos de esta droga y tener hasta cuatro plantas en casa.
Ardern no ha querido pronunciarse sobre su voto en ambos referendos, mientras que Collins ha revelado su voto en contra de ambas propuestas.