Oh I'm just counting

¿Cuántas Providencias hay en Providencia? Por Karen Mariángel, Licenciada en Letras, Profesora de Lenguaje y Magíster en Ciencias de la Educación


Una carpa maltrecha, perros vagando, olor a orina. Una galería con pocos negocios abiertos y escasos clientes. Una escalera mecánica detenida conecta dos pisos vacíos.

Es difícil creer que estas postales pertenezcan a una comuna del acomodado sector oriente de la capital.

Providencia se enfrenta a una transformación profunda que amenaza su identidad barrial. En ella residen 145.000 personas, y dos millones la transitan a diario.

Sus postales muestran lindas plazas, ciclovías rodeadas de vegetación, elegantes edificios de ventanas vidriadas y el centro comercial más grande de Latinoamérica.

Pero estas escenas no son tan habituales para los residentes, quienes conviven con las externalidades de lo masivo y cosmopolita del espacio urbano.

Pedro de Valdivia Norte ha ido perdiendo su identidad de barrio residencial.

Sus espacios públicos se están deteriorando como consecuencia de colindar con el Parque Metropolitano, una atracción para cientos de turistas que abarrotan el sector todos los fines de semana. Este proceso no es exclusivo de este barrio; diversas zonas han experimentado transformaciones similares.

Desde su fundación en 1897, Providencia fue esencialmente residencial conuna avenida comercial conectada a Santiago. Su diseño tuvo amplios jardines: el Parque Balmaceda ilustra esa visión urbanística centrada armonizar la habitabilidad y la conservación de la naturaleza. La comuna también alberga decenas de edificios modernos erguidos durante la revolución arquitectónica de mediados del siglo XX.

Estos incluyen plazas que evidencian un modelo arquitectónico y social orientado al encuentro comunitario. La otrora ciudad-jardín mantuvo su identidad barrial hasta la llegada del Metro en los 70.

Este hito la tensionó fuertemente e implicó sacrificar parte de su esencia por el crecimiento poblacional y económico. Pronto, la Av. Providencia y su hermana Nueva Providencia no serían los únicos espacios comerciales, los que se
extenderían progresivamente por toda la comuna.

Hoy las antiguas casonas familiares albergan empresas y muchas fueron demolidas para dar paso a una explosión
inmobiliaria con escasa planificación urbana.

Caminar por el barrio Pocuro implica pasar por incontables edificios, cada uno de los cuales acoge a cerca de un centenar de habitantes en un espacio donde antes vivía un puñado de familias. Es un barrio que conserva su vegetación y sus plazas para el encuentro, pero que no es fácilmente transitable.

Se debe recorrer varias cuadrasantes de encontrar un supermercado, comercios o servicios. La deficiente planificación
urbana obliga a los vecinos a usar automóviles para realizar lo que en otros barrios se hace cómodamente a pie.

Los barrios del sector poniente contaron con una planificación urbana mucho más eficiente. En pocas cuadras, es posible encontrar clínicas, supermercados, colegios, restaurantes y teatros, permitiendo que sus habitantes caminen para
satisfacer sus necesidades cotidianas.

Sin embargo, su abandono es patente. Cuando un hombre apareció en TV rompiendo vehículos con un improvisado mazo, se habló de la delincuencia, pero no del desamparo que derivó en este acto.

El artefacto pertenecía a una empresa contratada por la municipalidad y estuvo abandonado por semanas en la vía pública. Se simboliza así el desdén con que los vecinos han sido tratados por la administración municipal, pues han sido sistemáticamente ignorados en sus inquietudes.

Un ejemplo es la instalación de jardineras en Av. Seminario para evitar el exceso de vehículos estacionados y reducir la afluencia de automóviles. En sucesivas reuniones los vecinos expresaron sus aprehensiones, ya que el diseño no contempló estacionamientos para personas con movilidad reducida.

En un barrio principalmente habitado por personas mayores, esto es un tema fundamental. El sector ahora cuenta
con inmensos bloques de cemento que fueron usados por casi un año como urinarios, dormitorios y almacenes improvisados, a la espera de ser rellenados con tierra y plantas.

Providencia se está convirtiendo en el nuevo centro capitalino y podría perder completamente su identidad barrial si se continúa en este rumbo. Para revitalizar el Paseo las Palmas, para que los vecinos del Barrio Italia vivan tranquilos, para rescatar el esplendor patrimonial de El Aguilucho, y para que cada Providencia, todas las Providencias, conformen un solo proyecto de gobierno municipal, es necesario repensar críticamente la forma en que se articulan la territorialidad y la visión comunitaria, con las iniciativas municipales.

Es hora de que todas las Providencias sean integradas en la sofisticada postal del Palacio Falabella.