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El estudio analizó los registros médicos de más de 40.000 pacientes de entre 65 y 99 años con diagnóstico de demencia entre abril de 2006 y julio de 2015, y los comparó con los de cerca de 300.000 personas sin demencia.
El uso a largo plazo de ciertos medicamentos para tratar la depresión, el mal de Parkinson o problemas de vejiga, puede incrementar el riesgo de demencia.
Esta es la conclusión de un estudio llevado a cabo por la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, y publicado en el British Medical Journal.
Las medicinas en cuestión pertenecen al grupo de las llamadas anticolinérgicas.
Estos bloquean una sustancia química llamada acetilcolina, encargada de llevar mensajes a través del sistema nervioso.
No obstante, los expertos advirtieron que los pacientes que toman estos fármacos deberían continuar tomándolos, ya que sus beneficios superan a los riesgos.
Por otra parte, el estudio encontró que otros medicamentos anticolinérgicos que se emplean para tratar condiciones comunes como la fiebre del heno, la cinetosis (o mal de movimiento), o los calambres estomacales no conllevan riesgo alguno.
Mayor estudio hasta la fecha
Desde hace algún tiempo se tenía conocimiento de que los anticolinérgicos podían afectar la capacidad de pensar, especialmente en la gente mayor. Pero no estaba claro si podían aumentar el riesgo de demencia en el largo plazo.
Este estudio, explica el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, conocido simplemente por sus siglas en inglés, NHS, encontró que algunos de ellos (los recetados específicamente para el Parkinson, la incontinencia urinaria y la depresión) están vinculados a un aumento de cerca de un 10% en la posibilidad de desarrollar demencia.
El estudio, financiado por la Sociedad para el Alzheimer, de Reino Unido, analizó los registros médicos de más de 40.000 pacientes de entre 65 y 99 años con diagnóstico de demencia entre abril de 2006 y julio de 2015, y los comparó con los de cerca de 300.000 personas sin demencia.
También analizó más de 27 millones de recetas entregadas a pacientes por los servicios médicos para establecer si existía o no un vínculo entre los fármacos anticolinérgicos y el desarrollo, en una etapa posterior, de un diagnóstico de demencia.
Esto lo convierte en el estudio más grande en su tipo del impacto a largo plazo de los anticolinérgicos en la demencia.
Qué hacer si estás tomando anticolinérgicos
Lo primero que hay que hacer si estás tomando medicinas anticolinérgicas, señaló Ian Maidment, doctor de la Universidad Aston, en Reino Unido, y coautor del estudio, es "no entrar en pánico".
"No hagas nada repentino. No dejes de tomar la medicación", le dijo Maidment a la BBC.
"Como paciente, si esto te preocupa, ve a hablar con tu médico o con tu farmacéutico. No tienes que ir a verlos con urgencia".
"Dejar de tomar las medicinas recetadas (por el médico) puede tener serias consecuencias", añadió.
"Una depresión no tratada también es un riesgo porque la gente puede morir por ello, así que se trata de balancear los riesgos".
Reacciones
James Pickett, director de investigación de la Sociedad contra el Alzheimer, en Reino Unido, le dijo a la BBC que, si comparamos el riesgo de demencia causado por un estilo de vida poco saludable, con el riesgo potencial de la contribución de los anticolergénicos en el desarrollo de la enfermedad, este es "muy pequeño".
"No sabemos exactamente, dentro de los pacientes que están tomando estas drogas, quién corre mayor riesgo y quién no", explicó el experto.
Martin Rossor, director nacional de Dementia Research (Reino Unido), afirmó que "es importante ser prudente en cuanto las conexiones, ya que estas no son prueba de causalidad".
Por otra parte, apunta Carol Routledge, directora de investigación de Alzheimer's Research UK, "el estudio no investigó qué puede causar el vínculo entre los anticolinérgicos y el riesgo de demencia, y los investigadores deberán continuar en esta dirección en los próximos estudios".
También es posible, señala Rob Howard, profesor de psiquiatría del University College London, en Reino Unido, "que algunos de estos fármacos se hayan usado para tratar los primeros síntomas del Alzheimer, que pueden estar vinculados a la falta de ánimo, a infecciones del tracto urinario inferior, muchos años antes del desarrollo de la demencia".