SE AGUDIZA LA DESCONFIANZA CIUDADANA HACIA LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS
El caso Macaya, el fallo de la Corte Suprema que excluye de responsabilidades a los ejecutivos de la empresa SCA que se coludieron en caso confort, las triquiñuelas del ministro Elizalde para pasar de Voto Obligatorio a Voto Voluntario vía la rebaja de las multas y otras acciones de la élite política, judicial y empresarial están agudizando el clima de desconfianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas.
Una encuesta realizada la semana pasada revela que el 80% de la ciudadanía no tiene nada de confianza en el Poder Judicial, la desaprobación en la acción del Poder Judicial ha crecido 14% en las últimas semanas y la opinión pública mira con preocupación la crisis que se está desarrollando en la Corte Suprema y las denuncias sobre conflictos de interés y tráfico de influencias que afectan a diversos ministros de la Corte Suprema como Angela Vivanco, Sergio Muñoz, Ricardo Blanco y otros.
Se reinstala mayoritariamente en la sociedad que “la justicia no es igual para todos”, que hay personas con privilegios ante los Tribunales y otras sufren todo el rigor de la ley.
Una manifiesta falta empresarial como es la colusión por el confort, después de años; la Corte Suprema termina en “castigos de papel” -como describió un analista dominical- las malas prácticas de los ejecutivos de las empresas en desmedro de los consumidores.
La democracia que se ha construido sobre la base del respeto a la igualdad jurídica, la preeminencia de la ley que debe cautelar el bien común; pero la realidad está mostrando todas las semanas que hay algunos que detentan el poder lo hacen para su propio beneficio y no en favor de las mayorías; pareciera no existir el bien común y que la política privilegia el individualismo. La promesa democrática de la igualdad ante la ley no se cumple y eso genera el revival de un sentimiento de molestia fuerte contra la élite.
El número de Alcaldes acusados de corrupción, investigados sea por la Contraloría o el Ministerio Público revelan que las autoridades están más preocupadas de sus intereses que del bienestar comunitario; el caso Convenios con Fundaciones que afecta a diversos Gobernadores Regionales ratifica que esas instancias no ejecutaban políticas hacía los más vulnerables (por ejemplo asentamientos precarios con Fundación Democracia Viva, actividades culturales truchas de la Fundación Pro Cultura), ni cautelan el buen uso de los recursos públicos.
La política no está recreando confianza en la ciudadanía, al contrario, estas acciones se llevan lo poco de confianza que queda en nuestra sociedad. La política no teje acuerdos transversales para restablecer la confianza perdida y actúa como si nada pasara o que nadie se diera cuenta de estas malas prácticas.
Para la ciudadanía la política tradicional, los partidos políticos se han convertido en actores prescindibles, que aportan poco. Probablemente en las elecciones de octubre donde se elegirán las autoridades municipales y regionales tendremos un fuerte retroceso electoral de los partidos tradicionales de todo el espectro político asociados a estas malas prácticas (Caso Macaya, Caso Fundaciones etc) de los últimos años y una fuerte arremetida de candidatos independientes fuera de los pactos políticos-electorales. Hay un 55% de los electores que NO se identifican con ninguna coalición política actual mostrando que la actual oferta política no tiene enganche electoral con 55% de la ciudadanía.
Habrán sorpresas en las elecciones de octubre, pero no en el clivaje tradicional de oficialismo versus oposición, sino en la irrupción de muchas autoridades independientes, anti sistémicas y que serán un fuerte toque de alerta a que la política debe renovarse y reformarse, sino se hace se habrá pavimentado el camino a liderazgos populistas y autoritarios.
Desconfianza ciudadana al tope hacia instituciones demócraticas. Por Jorge Muñoz, Cientista Político


