Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: La pandemia y las ayudas sociales y productivas

Qué duda cabe, la pandemia se ha extendido mucho más tiempo de lo pensado. En los últimos 2 días hemos tenido 8.273 y 8.867 casos, revelador de que la circulación viral sigue activa en el país y tiene al borde del colapso al sistema hospitalario, a pesar del proceso de vacunación.

El país lleva 15 meses con pandemia, pero las ayudas gubernamentales a las familias y a las PYMES han sido mezquinas e insuficientes.

En 2020 vía IFE se ayudaron sólo a 3,2 millones de familias que correspondieron a un 47% de las familias inscritas en el Registro Social de hogares y el aporte por persona fue $65.000 promedio que significó un gasto fiscal apenas de US$ 6.000 millones. En el verano pasado se rebajó esa cobertura, porque gobierno decidió rebajar aportes IFE y disminuir cobertura instalando la postulación vía Internet, cuestión altamente criticada por la oposición en ese momento.

No cabe duda que las familias vulnerables y de ingresos medios que están sufriendo el desempleo, la caída de ingresos y subsisten en la formalidad, sobrevivieron estos 15 meses de pandemia gracias los tres retiros de los ahorros previsionales, que colocó sobre sus propios hombros la sobrevivencia familiar y con una mínima ayuda fiscal.

El regateo gubernamental, la hiper focalización y la mezquindad gubernamental fracasaron. La pandemia no ha cesado y se constituyó un poderoso movimiento social y político –liderado por Presidenta del Senado Yasna Provoste- exigiendo ayudas fiscales potentes, con aportes familiares superiores a la línea de la pobreza, en especial para las familias de hasta 3 integrantes que son el 85% de las familias inscritas en el Registro Social de Hogares.

Es hora de las ayudas fiscales, hay capacidad del país para enfrentarlas mediante un mayor endeudamiento fiscal, están los mayores ingresos fiscales producto del mejor precio del cobre, están los ahorros del FEES y también está el acuerdo transversal para eliminar exenciones tributarias ahora que permitan tener más recaudación fiscal para el futuro. El país puede gastar hoy lo que se ahorró gracias a las políticas de responsabilidad fiscal que impulsaron los gobiernos del país desde los años 90’.

Esta presión política y social le dobló la mano al Gobierno – que en un ejercicio de realismo político- acogio parte de las peticiones y propuso universalizar el IFE al 100% de los inscritos en Registro Social de Hogares, otorgar un apoyo de junio a agosto de $500.000 para las familias de 4 integrantes, $400.000 para familia de 3 personas, $287.000 para las familias de 2 personas y $177.000 para hogares unipersonales que son los montos definidos en la línea de la pobreza; cuestión que hace 1 año propuso la oposición como Renta Básica de Emergencia y que gobierno no acogió en esta larga pandemia. Se está pasando de un gasto mensual de US$ 1.600 millones a un gasto fiscal mensual de US$ 3.000 millones hasta agosto para ayudar a 6,7 millones de familias.

Así, las familias más vulnerables y de ingresos medios (son 6,7 millones de hogares inscritos en el Registro Social de Hogares) tendrán más ayudas que las que recibieron en el mes pasado, es un paso a la dignidad y es un logro producto de la unidad mostrada por la oposición en el Parlamento.

Queda pendiente las ayudas productivas a las pequeñas empresas, donde el gobierno ha planteado ayudas sólo para 313.000 pequeñas empresas, cuando el informe actualizado del Servicio de Impuestos Internos señala que hay 1.302.000 pequeñas empresas a octubre 2020. Resulta incomprensible que el gobierno plantee que las PYMES para acceder alguna ayuda fiscal tengan ventas a lo menos 2 meses de facturas este 2021, esa exigencia revela que Gobierno no entiende la crisis económica que se manifiesta en caída total de la actividad económica en sectores como el Turismo, La Cultura, la gastronomía y otros sectores. O sea, los que más lo necesitan se les excluye.

La propuesta del gobierno también excluye a las 491.000 empresas familiares que no tienen trabajadores formales contratados.

La lógica de la hiper focalización la trasladó a las políticas PYMES cuando lo que se requiere es apoyos universales al conjunto del aparato productivo. Si no se apoyan a todas las PYMES se está afectando la etapa de recuperación post pandemia y eso revela una miopía incomprensible de las autoridades económicas.

El país debe recuperar su solidaridad, debe recuperar su capacidad de ayudar a los que más lo necesitan, por eso es urgente que ayudemos a las PYMES y no se siga excluyendo a miles de pequeñas empresas de las necesarias ayudas fiscales.

El camino de universalizar el IFE fue la vía y en la ayuda a las pequeñas empresas, el gobierno no puede seguir excluyendo a miles de pequeñas empresas que están a punto de quebrar y que han estado abandonadas estos 15 meses de pandemia.