Oh I'm just counting

Editorial de Cambio21: la ruta hacia la nueva Constituciòn

Qué duda cabe que fue la movilización ciudadana inédita de estas cuatro semanas -la historia escribirá sus principales hitos- la que abrió la ruta hacia la Nueva Constitución.
 
El acuerdo político con el itinerario que se construyó en el Congreso le dio una salida racional a la crisis político-institucional que trajo aparejada el estallido social.
 
No había otra manera que por la vía institucional generar una hoja de ruta donde lo relevante fuera que la ciudadanía decidiera con el plebiscito de entrada si quiere o no Nueva Constitución, que decidiera el mecanismo (Convención mixta o Convención 100% con representantes electos), que fuera mediante elecciones democráticas se eligiera a los representantes, se estableciera un quorum especial -2/3 para aprobar los capítulos- y hubiera un plebiscito ratificatorio.
 
Es la ciudadanía la que decidirá. La movilización, las municipalidades y diversos actores hicieron su aporte para que tuviéramos esta salida política.
 
Esa hoja de ruta apoyada por la mayoría de los partidos y sus comités parlamentarios es una salida razonable, pero han surgido críticas de quienes quieren mantener la movilización por el alto quorum (¿2/3 o 3/5? que no es una gran diferencia ya que eso significa un quorum de 60% o 66%), que fue en una cocina política sin consulta a la dirigencia social, que hay una trampa en la aprobación del 66% de los constituyentes.
 
Pareciera que lo que está de fondo es la vieja pelea por la hegemonía política si la tienen los partidos o la nueva dirigencia social que aparece convocando, pero no representando. En este último sector existe desconfianza del rol de negociación y articulación de los actores políticos y al parecer han decidido descalificar los acuerdos que generen las instituciones políticas, lo cual es un germen de conflicto que puede debilitar el proceso hacia una nueva Constitución.  
 
Sobre el tema de los quorum existe un amplio consenso en los expertos que deben existir quorum especiales para fijar normas constitucionales como lo han hecho la mayoría de los países; recientemente el caso Brexit -que se decidió 50% + 1 de los votos- revela que las decisiones trascendentales para un país -como es la Constitución- requieren altos quorum que reflejen esos valores comunes, en caso contrario los países empiezan a vivir tensiones innecesarias que afectan su desarrollo.
 
No sería razonable para el futuro del país que este acuerdo se debilitara producto de este bombardeo que realizan los sectores críticos, que además no tienen gran justificación. El quorum es una diferencia menor (60% o 66%) y ha quedado claro que la Constitución pinochetista no operara por default y que si no hay 2/3 de apoyo a una fórmula entonces no hay norma -lo que obliga a definirse esa materia en cuestión vía ley normal-.
 
En las próximas semanas deberá aclararse el método para elegir a los representantes ciudadanos en la Constituyente, pero es claro que en materia de candidaturas debiera haber 50% de representación de cada género, hay que generar un mecanismo de representación para los representantes de los pueblos originarios y también de los independientes -porque los partidos políticos no pueden monopolizar la representación-. Sin embargo, esas materias no pueden usarse para generar el divisionismo entre los que quieren nueva Constitución, ya que eso generaría un debilitamiento de su apoyo de cara al plebiscito de entrada en abril.
 
Quienes anhelan una mejor democracia deben unirse para que la opción #NuevaConstitución tenga un apoyo macizo de la ciudadanía y esa tarea debiera ser de la militancia como de los independientes, recorriendo las comunidades, organizando conversaciones ciudadanas para identificar los puntos centrales de una plataforma programática de quienes quieren la nueva Constitución.
 
Este largo proceso institucional y ciudadano está partiendo, pero quienes queremos que sea la ciudadanía la que decida y distribuya el poder de representación deben unirse para lograr que este proceso político sea exitoso porque definirá las reglas de la convivencia democrática por las próximas décadas.

 

No debilitemos la hoja de ruta hacia la Nueva Constitución.