Oh I'm just counting

El difícil momento de la DC: Pero toda crisis es una oportunidad. Por Juan Claudio Reyes, Sociólogo U. de Chile

En nuestra democracia, con un presidencialismo exacerbado, pero con fuerte rol del parlamento, los equilibrios, como en este caso, son precarios y, ello define las capacidades para intervenir en la política práctica, que hace que los partidos se
fortalezcan o deterioren.

Desgraciadamente, en los últimos años, el gobierno de Bachelet 2 y, por cierto el de Piñera 2, generaron un fuerte deterioro del rol de “eje” de la transición, que había cumplido la DC durante los primeros 20 años de la larguísima transición chilena.

En el primer caso, por la conducta de la alianza gobernante, que “se corrió” hacia la izquierda, con el primer intento por “renovar” los equipos (al igual que lo que ocurre hoy, aunque ahora con más frenesí) y, en el caso de Piñera 2, porque el rol de oposición se quiso jugar como “bisagra” lo que deterioró, de manera brutal, la adhesión ciudadana hacia la DC pues, ante esa conducta, se le achacó, con alguna justificación, el mote histórico de ser “ni chicha ni limoná”, con los efectos electorales ya conocidos.

Así, la DC terminó siendo la depositaria de todos los males por los cuales se salió a protestar, desde octubre de 2019.
¿Se saca algo con salir a discutir esa percepción? Sería un esfuerzo inútil. Parece más interesante adoptar una conducta que reponga, en el debate nacional, conjunto de propuestas que interpreten las justas demandas de los sectores
populares que, alguna vez, fue la base sobre la cual se sustentó la relación entre la DC y los electores del país. Vale decir, generar un plan estratégico para los próximos cuatro años.

Desgraciadamente, sus propios errores y, la intención de copar los espacios en los que antes la DC tuvo importancia, por parte de los nuevos movimientos, tanto hacia la izquierda como hacia el “centro”, generan una dificultad adicional para el
partido.

Adicionalmente, estará siempre presente la dificultad de “adherir” a todas las iniciativas del gobierno, que coincidan con las propuestas que hizo Yasna Provoste, con el programa del Presidente Boric, sin ser parte del gobierno. Este equilibrio no es fácil y, de alguna manera, puede ser interpretado como una nueva muestra de ambigüedad, que es el peor mote que se puede llevar.

Aquí es donde juega un rol muy relevante la acción de los parlamentarios DC pues, aunque con una bancada muy pequeña en la Cámara y, mucho más significativa en el Senado, representan, sin embargo, un universo imprescindible
para los planes del gobierno, cada vez que la oposición se oponga a alguna iniciativa. Allí, los votos DC serán claves.

Sin duda, en este tema será también muy relevante el rol del gobierno, especialmente de su Ministro SEGPRES, para no suponer que cuenta con la mitad del Senado, independiente de la integración que estén en condiciones de generar
pues, incluso, algún senador independiente bien podría oscilar entre el apoyo al gobierno y la oposición, que podría tener mayoría, más de una vez.

¿Se trata de una suerte de chantaje? Por supuesto que no, se trata de hacer valer una voz que, en el óptimo, debe intentar representar a sectores significativos, ya sea al presentar iniciativas propias, en o que ojalá se sea prolífico o, en la discusión de propuestas gubernamentales que puedan ser mejoradas.

Por ahí debiera ir la tarea de reconcursar por adhesión ciudadana y, para ello, se requiere una dirección distinta a lo tenido hasta aquí. Ello significa dejar de lado los conflictos internos; sumar apoyos integrando, realmente, a muchos militantes ansiosos de participar y, tener una relación muy armónica con las bancadas parlamentarias pues, en una buena medida, es en el Congreso donde se “hace la política”.

Esperemos que la directiva que asuma tenga el talento necesario para esta tarea.

Del mismo modo que, en las dos primeras semanas se muestra la orientación del gobierno, los próximos días sepamos como se orientará la nueva dirección.