Por Antonia Paz
Este padecimiento que surgió en China y que se extendió por el mundo ha mostrado que aún no sabemos todo de sus dañinos alcances a la salud El virus SARS-Cov-2 sigue bajo estudio, ya que los científicos al paso del tiempo han ido descubriendo nuevos alcances del responsable del coronavirus Covid-19.
Este padecimiento que surgió en China y que se extendió por el mundo al punto que tiene en jaque a varios países con economías y la vida cotidiana parada, ha dado muestra de sus peligrosos alcances.
En un principio se hablaba que el virus era una total amenaza para los pulmones, órgano al que afectaban principalmente.
Pero esa teoría fue rápidamente superada cuando se fue descubriendo en casos graves o con más tiempo infectados del virus que el SARS-Cov-2 dejaba secuelas en otras partes.
Una de las principales razones es que este virus se anida en el cuerpo humano y sus células con interacciones con la proteína abundante llamada enzima convertidor de angiotensina 2, la cual está presente en varias zonas.
Es por eso que uno de los sectores de la población con más riesgo son personas con enfermedades o padecimientos crónicos.
El coronavirus daña no solo los pulmones, sino también los riñones, el hígado, el corazón, el cerebro y el sistema nervioso, la piel y el tracto gastrointestinal.
El coronavirus ataca prácticamente todos los sistemas principales del cuerpo humano, afectando directamente los órganos y haciendo que la sangre se coagule, el corazón pierda su ritmo saludable, los riñones pierdan sangre y proteínas y la piel estalle en erupciones cutáneas.
Causa dolores de cabeza, mareos, dolores musculares, dolor de estómago y otros síntomas junto con complicaciones respiratorias clásicas como tos y fiebre.
Gran parte del daño provocado por el virus parece provenir de su afinidad por un receptor, una especie de puerta molecular hacia las células, llamada ACE2. Las células que recubren los vasos sanguíneos, los riñones, los conductos hepáticos, el páncreas, el tracto
intestinal y el revestimiento del tracto respiratorio están cubiertas con receptores ACE2, que el virus puede usar para agarrar e infectar células.
La infección por coronavirus también activa el sistema inmune. Parte de esa respuesta incluye la producción de proteínas inflamatorias llamadas citosinas. Esta inflamación puede dañar las células y los órganos, y la llamada tormenta de citoquinas es una de las causas de los síntomas graves.
Los efectos de la coagulación de la sangre parecen ser causados por varios mecanismos diferentes: daño directo de las células que recubren los vasos sanguíneos e interferencia con los diversos mecanismos de coagulación en la sangre misma. El bajo nivel de oxígeno en la sangre causado por la neumonía puede hacer que la sangre sea más propensa a
coagularse, indican los investigadores.
Estos coágulos pueden causar derrames cerebrales y ataques cardíacos o pueden alojarse en los pulmones o las piernas. Tapan los riñones e interfieren con los tratamientos de diálisis necesarios para los pacientes más afectados.
El daño al páncreas puede empeorar la diabetes, y se ha demostrado que los pacientes con diabetes tienen el mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por coronavirus.