Por Jackie Mercado
Ya sabemos a estas alturas que sexo y Covid-19 no son una buena combinación. Por ello se han creado informativos en el que quedan reflejadas las recomendaciones para las relaciones sexuales “seguras” durante la pandemia. Antes de hacer reflexiones al respecto pondremos al día de cuáles son.
En el primer punto nos recuerdan que la transmisión del coronavirus se produce principalmente a través del contacto con las secreciones respiratorias de una persona enferma.
En el segundo, aclaran que, en principio, no hay contagio demostrado a través del sexo vaginal y/o anal. Por tanto, se considera poco probable la transmisión del covid-19 por vía sexual.
La dificultad aparece en el siguiente punto, cuando se habla de los besos. A través de la saliva y de la respiración sí puede haber contagio. Por ende, recomiendan no besar ni intercambiar saliva con personas con las que no se conviva.
También exponen la importancia de lavarse las manos con jabón durante 20 segundos y ducharse antes y después del encuentro sexual, así como limpiar los juguetes sexuales utilizados.
Es poco probable la transmisión del Covid-19 por vía sexual, pero sí puede contagiarse a través de los besos y la respiración
Esta normativa se flexibiliza con las personas convivientes porque el riesgo de contagio si no hay exposición al virus es bajo. Lo que sí se recomienda es reducir al máximo las relaciones sexuales con personas no convivientes.
Además, para evitar el contagio se recomiendan prácticas sexuales consideradas seguras, como la masturbación individual, el visionado de vídeos eróticos, el sexting o las reuniones sexuales virtuales.
También hacen hincapié en el espacio donde tener el encuentro erótico: recomiendan que sean espacios grandes, abiertos y bien aireados.
Ante todos los puntos y las recomendaciones comentadas, creo que la primera reflexión a hacer es que toda la teoría es perfecta pero, en la práctica, si estos consejos se llevan a cabo nos encontraremos con una sexualidad disfuncional.
Aquellas parejas que no conviven se supone que no pueden besarse ni intimar, las que sí que lo hacen deben hacerlo en espacios abiertos, cuando en muchos casos quizá tienen hijos, y no debemos olvidar tampoco a los solteros, a los que se les está diciendo que eviten los encuentros y la posibilidad de conocer a alguien nuevo.
Para terminarlo de rematar, se recomiendan las prácticas como el sexting, en la que se incurre en un riesgo para la seguridad respecto a la intimidad y privacidad sexual, o los vídeos eróticos, que habitualmente son pornográficos y fomentan una sexualidad “ideal”, coitocentrista y muy masculinizada.
Se recomiendan prácticas como el sexting, pero conlleva un riesgo para la intimidad y la privacidad
En definitiva, me sorprende que por un lado se hagan esfuerzos por fomentar una sexualidad natural y, a través de este decálogo, se tire todo por tierra. Considero que lo más importante es tener claro que el ser humano es una persona de afecto y de vínculo social e íntimo, y prohibir esto o generar miedo lo único que va a conseguir es aumentar los problemas emocionales, como la creciente sensación de soledad ya existente.
Lo más recomendable es concienciar, intentar explicar que hay que ser responsables, evitar el sexo de una noche, quizás dar más margen de conocer a esa persona, ver qué rutinas tiene, el nivel de exposición y su estado de salud.
Generar miedo al sexo sólo va a conseguir aumentar los problemas emocionales y la sensación de soledadPero si en vez de educar prohibimos, el efecto que se genera es el contrario, se produce el efecto rebote. Por tanto, toca que reflexiones sobre cuáles son tus dinámicas sexuales actuales, cómo puedes vigilar en el tema de la Covid-19 y tu sexualidad sin dejar de disfrutar, pero teniendo una mayor consciencia y responsabilidad ante la situación que todos estamos viviendo