Por Jackie Mercado
Con un contexto constante de ansiedad y demasiado tiempo juntos, las parejas pueden encontrar que la cuarentena no es exactamente el afrodisíaco que esperaban. Cómo poner en marcha la vida amorosa durante una pandemia mundial
"Los expertos predicen que el bloqueo del coronavirus conducirá a un baby boom el próximo año”, eran los titulares a fines de marzo. Llevábamos solo una semana encerrados, y se suponía que las parejas atrapadas en la casa estarían teniendo relaciones compulsivamente. Después de todo, ¿qué más había que hacer? Pero para muchos, pronto se hizo evidente que la vida a la sombra de una pandemia mundial no era en realidad el afrodisíaco que se les prometió
Mientras tanto, las ventas de condones cayeron dramáticamente debido a que menos personas tienen relaciones sexuales durante el encierro.
"El distanciamiento social está afectando negativamente las ‘ocasiones íntimas’”, dijo Laxman Narasimhan, director ejecutivo de Reckitt Benckiser, la compañía propietaria de la marca de condones. Narasimhan afirmó que las personas estaban teniendo “significativamente” menos sexo que antes del cierre y que incluso las parejas establecidas parecían tener menos relaciones sexuales debido al “aumento de la ansiedad”.
"Todo esto nos atormenta y la psiquis y el cerebro de repente deben poder volcarse en una sucesión de encontrarse a uno mismo. Esta norma no pasa, y provoca mucha angustia. Uno se encuentra desbordado en la nada. No podemos concentrarnos en un libro, en un escrito, no encontramos tiempo libre porque tenemos que manejar nuevas normas y adoptar nuevos roles. Por ende, el sexo pasa a un segundo plano. No porque uno no quiera, sino porque no podemos concentrarnos en la búsqueda del placer, con un otro o con uno mismo”.
Cuando sentimos miedo y ansiedad, nuestro sistema nervioso nos prepara para una respuesta de lucha, huida o congelación: pasamos al modo de protección. Necesitamos una parte diferente del sistema nervioso para comprometernos y sentirnos excitados y querer tener relaciones sexuales.
Para aquellos que hoy pasan más tiempo de lo normal con sus parejas, la dinámica es complicada. Para algunos, es una distracción bienvenida, pero para otros la ansiedad de la situación ha desterrado la intimidad. La depresión y la ansiedad tienen un efecto negativo sobre la libido; algunas personas también están sin trabajo y el desempleo puede afectar el deseo sexual.
Cuando sentimos miedo y ansiedad, nuestro sistema nervioso nos prepara para una respuesta de lucha, huida o congelación: pasamos al modo de protección. Necesitamos una parte diferente del sistema nervioso para comprometernos y sentirnos excitados y querer tener relaciones sexuales.
“Para todos es todo un tema. Nunca estuvimos tanto tiempo solos o con otras personas, nos empezamos a mirar de otra manera, tenemos miedo, pánico y rabia, y al mismo tiempo nos bombardean con cosas que al parecer hay que hacer: charlar con amigos, hacer ejercicio, encontrarse con uno mismo y pensar en positivo”.
Luego está el aspecto de la familiaridad: el hecho de que las parejas que se aíslan juntas no tienen espacio ni tiempo para perderse y desearse. "No hay suficiente distancia”, dicen los especialistas, y además de eso, nos estamos perdiendo los aspectos de sentirse bien al salir y ver amigos. Nos sentimos más felices y más motivados, y luego recuperamos ese sentimiento y queremos compartirlo con nuestra pareja. Sentirse sexual tiene mucho que ver con cómo nos sentimos sobre nosotros mismos y nuestras relaciones, y no nos sentimos tan bien cuando no hemos tenido esas experiencias.
Para“el encuentro amoroso sexual precisa alejarse por un momento de las preocupaciones para focalizarse en el contacto erótico, si se instala el miedo, la capacidad para disfrutar estará disminuida”. “No creo que este encierro pueda favorecer el baby boom como ocurrió en la posguerra. En aquella oportunidad el fin de la guerra trajo alegría y el reencuentro con los hombres que volvían después de mucho tiempo de estar separados. En cambio, en cuarenta ocurre lo contrario, la presencia del otro las veinticuatro horas, la ansiedad que provoca el encierro y el cambio de hábitos, la presencia de los hijos, niños o adolescentes, que requieren atención y contención, todo va en desmedro de la intimidad”.
Cuando las personas tienen relaciones sexuales, generalmente tienen contacto piel con piel, y este tipo de contacto es la forma primordial en la que nosotros, como humanos, nos consolamos.
Muchos descubrieron que sus impulsos sexuales cayeron en picada durante la cuarentena debido al estrés. “Preocuparse por la salud y el bienestar de los seres queridos, la inestabilidad financiera, la inseguridad laboral y ... bueno, la agitación global total y el pánico pandémico no es exactamente un afrodisíaco”.
El sexo es en parte físico y en parte mental. Cuando las personas tienen relaciones sexuales, generalmente tienen contacto piel con piel, y este tipo de contacto es la forma primordial en la que nosotros, como humanos, nos consolamos. El tacto es una condición social tan importante como cualquier otra cosa. Reduce el estrés, hace que las personas confíen unas en otras y permite la cooperación. El encuentro sexual es una parte fundamental de la vida interpersonal.
"Las personas sentimos el deseo, la intensidad del amor y del placer, nos entregamos al otro sin perder la individualidad. En síntesis: el gran desafío de ser singulares en una experiencia íntima compartida. Si esa fuerza llamada libido es inherente a lo humano, la represión o sublimación de la misma son adquiridas. La vida sin sexo tiene sus consecuencias fisiológicas y anímicas”.
Entonces, ¿cómo podemos impulsar nuestras vidas amorosas en cuarentena?
El aseo, la apariencia y la higiene pueden sonar superficiales, pero estas cosas son importantes. Cuanto mejor nos sintamos con nosotros mismos, más probabilidades tenemos de sentirnos bien en la cama.
No dejar de hacer un esfuerzo: Puede sonar obvio, pero renunciar por completo a la apariencia personal no es exactamente una excitación. Y sin embargo, puede ser muy tentador cuando no salimos de la casa por días a la vez. “Armar una cena romántica y diferente, y que cada uno prepare un día a la semana algo para el otro, arreglarse especialmente en secreto hasta aparecerse en el ambiente en común, y por último tratar de arreglarse cada tanto y no quedarse en pantuflas y pijama todo el día puede ayudar”.
Empezar a hablar: Si no estás en un buen lugar emocionalmente con tu pareja, es probable que eso se refleje en tu vida sexual. Los especialistas aconsejan comenzar con una conversación compasiva para devolver las cosas a un territorio más positivo, conectado y cómodo. Los especialistas aconsejan tener charlas íntimas, compartir emociones y fantasías, y reírse. El humor excita y une, y sirve para aumentar la confianza y la intimidad.
Olvidar la penetración: Bueno, no por completo. Pero es importante recordar que hay mucho más en el sexo que los genitales. El intercambio de masajes puede ser relajante, sensual y mejorar la unión entre la pareja. Pero para un giro lúdico, los especialistas recomiendan un “recorrido de textura". Vendarle los ojos a la pareja, luego acariciar suavemente, tocar y presionar la piel de todo su cuerpo con elementos que haya reunido en la casa que tengan diferentes texturas: un tenedor de metal frío; una almohada de terciopelo; una túnica sedosa; o un guante de cuero. Esto aumenta los otros sentidos y crea un elemento de anticipación.
Sorprenderse: Es más fácil que nunca quedar atrapado en una rutina. Los días se desdibujan en semanas, que se desdibujan en meses. Por eso, inyectar algo de sorpresa en la relación con noches de citas puede ayudar a reavivar la magia. “Turnarse para sorprenderse mutuamente con una comida y distinguir los días de semana de los fines de semana para tratar de estar un rato juntos es clave", agregó.
Planificar tiempo el uno para el otro y también para uno mismo: El error que cometen muchas parejas es esperar a que surja el deseo sin hacer nada para alentarlo, por lo que no surge ningún deseo. La clave aquí es que tener una buena vida sexual no siempre se trata de tener que estar en la misma página o de querer tanto sexo como tu pareja, sino del éxito con el que navegamos estas diferencias. A su vez, la masturbación brinda una gran oportunidad para que las personas disfruten de su sexualidad fuera de una relación, se conecten con su sexualidad, sepan qué les funciona y desencadenan excitación y deseo.