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Especial Cambio21: Fatiga pandémica por el Covid: Cuáles son sus síntomas y cómo se supera

Por Antonia Paz
 
Psicólogos analizan este problema que está surgiendo a raíz de la pandemia del coronavirus
El estrés es un mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Este sentimiento de tensión física o emocional es cotidiano y permite que una persona lleve a cabo actividades de forma más lúcida. El problema con la pandemia del nuevo coronavirus es que se ha disparado y está provocando consecuencias negativas en la población. La Organización Mundial de la Salud ya le ha puesto nombre: fatiga pandémica.
 
"Cuanto más fatiga hay, más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables se sienten".
 
"Estamos más irritables y eso quiere decir que te vas a enfadar más, que igual no se lo vas a decir pero lo pagas con la pareja y te sientes mal porque has dicho cosas que no deberías haber dicho. Todo esto va creando más fatiga por nervios, por preocupaciones, peleas... Hay parejas que se han roto durante esta época. Además estamos más triste y más nerviosos", aseguran expertos.
 
Un bucle en el que cada vez entra más gente: los hay que sufren más el aislamiento social, están los padres que tienen que tele trabajar con hijos en casa, los que se han quedado sin empleo, los que ven su trabajo peligrar y quienes han perdido a uno o varios familiares en una circunstancias que no les ha permitido a veces ni despedirse. Tal es el problema que desde el Gobierno temen que esta fatiga pandémica provoque una relajación en el cumplimiento de las medidas.
 
La sensación de fatiga también la sufren los profesionales de la salud. "Han estado trabajando más horas y no en unas condiciones normales, sino agobiados por faltas de recurso y exceso de trabajo, a veces contra su propia protección. Faltan compañeros y falta paciencia por parte de los usuarios. Es un colectivo que por mucho que se les haya aplaudido durante tres meses ahora se les crítica y no se les da lo que pide. Sufren muchísimo estrés", asegura.
 
 ¿Cómo solucionarlo?
 
Para los profesionales la información es crucial a la hora de abordar las emociones que puedan surgir por todas estas circunstancias. "Debería haber información desde que somos niños. El tema del estrés y de las emociones no es algo nuevo. Pero en el colegio no nos enseñan qué son y cómo manejarlas", señala.
 
Tampoco de mayores. Para las personas que, aún con las técnicas expuestas no consiguen manejar la situación, debería optarse ya por acudir a profesionales. "Hay personas que cuando no tenemos pandemia tienen trastornos de ansiedad y de estado de ánimo, como la depresión, que surgen por los problemas que hay en la vida de cada uno. Los niños con más adversidad infantil, por haber perdido a sus progenitores o sufrir violencia física, sexual o psicológica, tienen más probabilidad de padecerlos, tanto en la infancia como en la edad adulta. Además pueden tener además sufrir hipertensión, dolores de cabeza u obesidad, problemas que cursan cuando hay más estrés.
 
Expertos explican que el 40 por ciento de personas con trastorno de ansiedad no tienen ningún tratamiento. Entre los que sí tienen, la mayoría toma fármacos para reducirla, aunque no sean necesarios para todos. "Están aumentando cada año desde que tenemos registros, pero eso es un remedio para unas horas. Si surge a raíz de un trabajo desmesurado, la solución no es tomarse un tranquilizante, sino que contraten a otra persona".
 
"Se puede manejar mejor o peor depende de las emociones de la persona y cómo pretenda atender a esas demandas a las que no llega. Eso se aprende con técnicas psicológicas, conductivas y conductuales, pero no tomando pastillas". En situación de pandemia, otros profesionales también señalan la importancia de mantener un buen estado físico, limitar el consumo de noticias sobre el Covid-19 o seguir en contacto con amigos y familiares. Personas en los que, hay que apoyarse ante estas situaciones.
 
"La gran mayoría de las personas que tienen trastornos los resuelven tomando psicofármacos que alivian sus síntomas durante unas horas, que pueden ser tranquilizantes, pastillas de dormir o antidepresivos. Estos pueden desarrollar cronicidad y no resuelven el problema, lo cual tienen su lógica: las pastillas no te enseñan a pensar o a actuar mejor. A la larga pueden desarrollar más comorbilidad y discapacidad.