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Especial Cambio21: Relaciones en tiempos de pandemia: ¿Hemos elegido mal a nuestra pareja?

Por Jackie Mecado

¿Cómo afecta la situación actual de pandemia a la calidad de las relaciones de pareja?

¿Nuestra pareja está mal elegida? ¿Qué podemos hacer para adaptarnos mejor a estas situaciones? ¿Y si todo falla? Las relaciones de pareja “más que la relación romántica que nos muestran las películas, como un equipo que se encarga de hacerse el día a día más fácil y cómodo”. “El coronavirus afecta en la manera que cambian nuestras rutinas. Es un estresor más, un elemento que genera problemáticas. Es fácil suponer que sea algo que afecta a las relaciones de pareja”.

Los psicólogos establecen varios componentes que definen una pareja de calidad. “Cuando hablamos de solidez, al final lo que encontramos es una pareja que hace un equipo eficiente para enfrentarse al día a día. Hay un componente de intimidad, de cercanía, emocional, y luego hay una parte de compromiso, de cotidianidad, y una parte más física, de pasión”. “En la medida que esos componentes están más representados en una pareja y son más sólidos, fuertes y resistentes a distintos estresores, cuando aparezcan los problemas se podrán sobrellevar más fácilmente. El coronavirus ha puesto sobre la mesa otros problemas como la perdida de familiares, el trabajo, el confinamiento, y esa afectación personal se trasmite también a la pareja”.

Una pareja no hay que contemplarla de forma tan objetiva como si una persona me atrae, me gustan sus intereses o me parece muy interesante, si no como si esa persona es así, pues en qué medida yo puedo hace coincidir mí día a día con esa persona. A lo mejor yo elegí una pareja que era perfecta en un determinado momento vital en el que sí podía hacer encajar nuestras rutinas y luego eso cambio. Las parejas se rompen y no pasa nada. La vida sigue y, en la medida que uno lo lleve sin hostilidad, con cercanía, con cariño, se puede salir, se puede avanzar y no es el fin del mundo.

Cómo adaptarnos

Hay que guiar nuestra acciones a tener un día a día lo más cómodo posible y crear un equipo eficiente en hacernos la vida más fácil, nuestra cotidianidad más sencilla. Por ejemplo, demostrar interés a la otra persona, hacerle regalos, que no tienen por qué ser físicos, pueden ser planes, tener un tiempo de calidad, satisfactorio para los dos, con una comunicación positiva, con la expresión adecuada en la que no se perciban hostilidades, ataques, reproches, y todo ello con contacto físico, con atracción y con tiempos para disfrutar del sexo. Si somos capaces de alcanzar eso, a pesar de las situaciones que a lo largo del día pueden ponérnoslo difícil, todo indica que nuestra pareja se mantenga en el tiempo.

¿Y si todo falla?

Todo se puede arreglar. En la medida en la que uno sea capaz de identificarse a sí mismo, de identificar sus sensaciones, sus emociones y de gestionarse a sí mismo, puede hacer cambios en su vida y puede readaptarse si de verdad considera que merece la pena hacerlo. No es adecuado identificarse con una pareja que es un equipo montado en un momento y que puede desaparecer. Hay que evitar las malas rupturas y acciones que puedan dejarnos secuelas o emociones negativas a largo plazo y mantener una relación que, a lo mejor no es de pareja, pero si puede ser satisfactoria.

Claves para permanecer unidos

Es fundamental establecer horarios y rutinas durante los días en los que tengamos que quedarnos en casa.  Tener un horario en el que incluyamos tiempo de deporte en casa, de ocio, comidas, trabajo y descanso hace que nuestra sensación de control aumente, pues sabemos lo que vamos a hacer durante el día y eso contribuye a reducir el estrés.

Además, es importante organizar el tiempo de forma equilibrada entre los momentos en soledad, el tiempo en pareja y lo que dediquemos a conectar con otras personas.

Otro consejo útil es, realizar actividades que nos gusten y nos aporten emociones positivas para que nuestro estado de ánimo aumente y eso beneficie a nuestra relación de pareja.

Para evitar uno de los errores anteriormente citados se propone que aprendamos a manejar los pensamientos para no caer en discusiones sin importancia. Para ello se aconseja que tengamos claro que la otra persona no hace las cosas para herirnos y que, si en algún momento tiene un comportamiento que no nos gusta, probablemente sea fruto de la situación de estrés y de incertidumbre que estamos viviendo.

Por último, uno de los puntos claves será comunicar las emociones. La expresión de los sentimientos o pensamientos puede ayudar a que la pareja entienda que mi enfado o ansiedad no tiene que ver con él/ella sino con la situación que estamos viviendo. De este modo, la otra persona entenderá mejor y podrá buscar los recursos que estén a su alcance para poder echar una mano.