Este sábado dejó de existir, en Santiago, el obispo emérito de Punta Arenas, Tomás González Morales. Tenía 87 años y tal cual se aseguró este viernes se encontraba en grave estado de salud, y se complicó a causa del Covid.
Su deceso fue confirmado por el obispo Bernardo Bastres Florence.
El religioso se encontraba internado en estado grave en la Clínica de la Universidad Católica, esto, producto de una neumonía por Covid-19. Pero, pese a los esfuerzos del personal de salud, no pudo seguir la batalla por recuperarse.
Cabe destacar que el obispo emérito sucedió a Monseñor Vladimiro Boric y estuvo 32 años como pastor magallánico, en uno de los periodos más polémicos de la historia de Chile (1973-1990), como lo fue la dictadura, donde este fue un fiel defensor de los derechos humanos.
Su cuerpo será trasladado al Cementerio Católico donde será sepultado de acuerdo a las normas sanitarias tras ser afectado por el Covid.
Por casi 32 años condujo los destinos de la iglesia magallánica.
Tomás González: gran defensor de los Derechos Humanos
Fue el Papa Pablo VI quien designó a Tomás González como obispo de Punta Arenas el 28 de marzo de 1974, siendo consagrado el 27 de abril de 1974 en el templo de la Gratitud Nacional por el cardenal Raúl Silva Henríquez, el mismo que dirigiría las acciones de la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura del general Augusto Pinochet.
A cargo de la iglesia de Magallanes por casi 32 años, González destacó como férreo defensor de los Derechos Humanos junto a la Vicaría. Sin embargo, su trayectoria quedó eclipasada en los últimos años tras ser cuestionado por encubrir escándalos sexuales en la orden de Los Salesianos.
El prelado encubrió al sacerdote Víctor Hugo Carrera, acusado de abuso sexual y, principalmente, de Rimsky Rojas, sacerdote que se suicidó y arrastra el peso de la desaparición de Ricardo Harex, en Punta Arenas.