Por Antonia Paz
La academia School of Rock Chile, es una institución de formación musical que ha ganado reconocimiento por su enfoque innovador en la enseñanza de música moderna.
Sus programas combinan la instrucción tradicional con experiencias prácticas de banda en vivo, entregando a los
estudiantes la oportunidad de desarrollar habilidades musicales de manera creativa en plazos acotados.
Esta escuela ha contribuido significativamente al fomento del talento musical en Chile, creando una plataforma única para que los nuevos músicos exploren su pasión y alcancen su máximo potencial, tanto en niños como en adultos.
School of Rock es un modelo estadounidense ideado en 2003, que inspirado en la película de homónimo nombre, narra las peripecias de un especial profesor de música (el actor Jack Black), fanático del rock, que decide preparar a sus alumnos para la batalla de las bandas, un concurso de grupos de rock.
El éxito de la iniciativa en nuestro país demostró empíricamente la vigencia de este género musical en la sociedad chilena y que sigue siendo la preferencia de importantes sectores. Así quedó demostrado en la masiva y transversal concurrencia de alumnos a estas aulas rockeras, porque no son sólo niños y adolescentes quienes asisten a esta academia, también son muchos los adultos que llegan con diferentes niveles de formación musical para cumplir su sueño de convertirse en
estrella de rock.
En esta semana diciembre fue una jornada de presentaciones para School of Rock en el sótano del Kross Bar del Mall Sport. Fue una de esas noches mágicas que se guardan para siempre en la memoria de sus protagonistas, especialmente para una de las agrupaciones debutantes “De Amor y Odio”. El grupo compuesto por 6 integrantes y liderado por el profesor y director Diego Álvarez, apostó por La innovación reversionando temas reconocidos como “éxitos AM” en español.
De esta manera la banda oriunda de La Reina, pisó por primera vez un escenario y lo hicieron liderados por la vocalista Paola González (43, asesora en marketing), la tecladista Bernardita Rojas (49 ingeniera comercial) su cónyuge el baterista Julio Compagnon (50, ingeniero comercial), el bajista José Valencia Castañeda (54, periodista) y los guitarristas -los únicos con alguna experiencia musical- Pedro Quiñones Lee (46, arquitecto) y Raúl Fernández (60, ingeniero electrónico).
El público sucumbió ante los primeros acordes de “No puedo arrancarte de mí” (Raphael), con una composición inspirada en los sonidos del punk rock que colmó la bóveda del subterráneo que albergada a una concurrencia sorprendida y extasiada con la apuesta musical.
El segundo tema “Beso a beso… dulcemente” (Paloma San Basilio) fue la ocasión propicia para que la vocalista luciera la
potencia de su voz transformando esta clásica y transgresora canción, ahora convertida en una apasionante melodía con aires metaleros.
El cierre del breve pero intenso debut, fue con un tributo a la gran Cecilia con “Baño de mar a medianoche”, en una versión con reminiscencias al surf rock. Los asistentes premiaron a la agrupación con una tremenda ovación y la ilusión de volver a presenciar a la banda “De amor y Odio”.
Diego (director) nos comentó que “no fue fácil hacer reversiones de temas musicales tan complejos, pero estamos satisfechos y sorprendidos del resultado y del progreso de este grupo, debemos considerar que algunos de ellos hace 6 meses nunca habían tomado el instrumento musical con el que saltaron al escenario en esta jornada, como banda están muy motivados incluso tienen su propio logo”. Paola señaló “nosotros hacemos algo que hemos denominado ‘Cebolla y Rock’, por eso el nombre ‘De amor y odio’ para nuestra banda”.
También agregó “en un inicio entré a clases de batería, pero no logré los resultados que esperaba, en cambio como vocalista me sentí muy bien, a pesar de que antes mi única experiencia fue en un sitio de karaoke”. La tecladista Bernardita Rojas, fue la última en incorporarse a la agrupación y estuvo muy activa en el debut “cuando me integré recién
estaban definidos los temas pero ya comenzaban a sonar bien, es mi primera vez en una banda, la clave del éxito de esta agrupación es el liderazgo de Diego (director) y la unidad del grupo, creo que como colectivo funcionamos porque estamos cohesionados y cada uno desde su lugar realiza su aporte”.
Julio el baterista: “llegué a la escuela y no sabía qué instrumento tocar, pero en la clase de prueba entendí que las cajas y los platillos eran lo mío, ser batero es muy intenso y marcar el ritmo a veces es complejo. Y esta noche, unos minutos antes de tocar hablamos y entregué un mensaje a la banda, sólo les dije: ¡pasémoslo bien!”. José es el bajista y hasta hace unos meses nunca había tomado un bajo “me gusta el rock porque es apasionado, tiene contenido y es esencialmente una expresión de rebeldía. Esta noche cumplí el sueño de subirme al escenario y lo hice con mis amigos a rockear temas clásicos, lo sacamos adelante y estamos más que satisfechos con el resultado.”
Pedro es guitarrista y es uno de los más avezados del grupo, durante la presentación incluso cambió de instrumento para
cada tema “debo reconocer que en algún momento la temática de hacer música cebolla me incomodó, yo estaba acostumbrado a interpretar rock clásico… pero el arreglo musical del profesor, la dedicación de los integrantes me motivaron a seguir y no me arrepiento. Rockeamos temas que no eran rockeros, eso es brutal y sonamos muy bien.”
La otra guitarra está a cargo de Raúl, él es uno de los precursores de la iniciativa de reversionar temas “la idea de hacer éxitos del rock estaba bien, era motivante pero la comparación con la versión original siempre sería inevitable. En esta propuesta hubo flexibilidad y disposición de la escuela, hicimos algo distinto y queremos ir por más.”