La periodista Karen Doggenweiler, recientemente confirmada como animadora del Festival de Viña del Mar, ha recibido críticas en relación a los vínculos de su marido Marco Enríquez-Ominami y su apoyo al regimen dictatorial de Maduro.
Ante esto, la conductora defendió su independencia profesional, señalando que "yo tengo una carrera de 30 años y siempre de mucha cercanía con el público. Y siempre me he mantenido independiente en mi carrera".
Además, calificó como injusto que se le juzgue por su relación con su esposo: "No puede ser que en Chile a uno se la juzgue por lo que supuestamente dice o hizo el marido".
En conversación con La Tercera, Doggenweiler también destacó la importancia de su nombramiento como un avance en la representación femenina en televisión, subrayando que "este es un cambio de era, absolutamente. Se puede hablar de una mujer primero, que se vea, que se sienta empoderada".
La conductora expresó su deseo de que en el futuro las mujeres no sean cuestionadas por las acciones de sus parejas, añadiendo: "No es posible que en Chile uno se case y pierda su identidad o pase a ser la extensión de su marido".
Finalmente, desmintió los rumores de un retraso en su nombramiento como animadora del Festival por razones políticas. "De ninguna manera, absolutamente falso, hemos seguido todo el cronograma hecho con anticipación", aclaró, asegurando que su carrera ha sido fruto de su propio esfuerzo y dedicación: "Mi carrera es mía. La he hecho yo, la he construido yo, con mucho esfuerzo, con dedicación, con compromiso".