Acostada en la sala de emergencias, después de sufrir un accidente cerebrovascular catastrófico y una hemorragia cerebral en 2001, Sharon Stone tuvo una experiencia extracorpórea próxima a la muerte; en la cual, un grupo de amigos apareció en una visión junto a su cama.
El trío de amigos que la fueron a visitar, ya había fallecido, y, al parecer, le fueron a decir a la actriz que "no tuviera miedo".
Al momento siguiente, sin embargo, sintió "como si una mula me hubiera pateado en el medio del pecho" y "tomó la decisión de sobrevivir". Se despertó de dicha experiencia con "el tipo de jadeo que se da cuando estás bajo el agua demasiado tiempo".
Dos décadas después y completamente recuperada; la modelo convertida en actriz que fue nominada al Oscar, ahora de 63 años, cree que su crisis de salud la hizo más fuerte, más franca y más capaz de lidiar con traumas pasados.
Dichos traumas incluyen relaciones fallidas, tres abortos espontáneos, todos a los 5 meses y medio de embarazo y abuso sexual infantil.
En el libro, Stone apunta y ataca a los depredadores de Hollywood.
Entre ellos se encuentra un productor anónimo que la presionó para que tuviera sexo en la vida real con su coprotagonista para salvar una película que se tambaleaba. Mientras tanto, el actor no identificado en cuestión le hizo "algunos pases al azar", sin duda "impulsado por este genio [del productor]".
También habló sobre la escena de la entrepierna desnuda en el thriller erótico "Bajos Instintos" de 1992, donde dijo que le hicieron creer que era mucho menos revelador de lo que resultó.
El director Paul Verhoeven ha dicho anteriormente que Stone "miente" acerca de haber sido engañada sobre la escena, pero Sharon dijo al respecto que, como es ella "la que tiene la vagina", los otros puntos de vista son "tontos".
Sin embargo, son los detalles sobre el crecimiento de Stone en la obrera Meadville, Pensilvania, donde ganó un concurso de belleza del condado antes de firmar con la Agencia de Modelos Ford en 1977, hacen que la lectura sea más aún más inquietante.
Stone revela que ella y su hermana menor, Kelly, fueron abusadas por su abuelo materno, Clarence Lawson, con la ayuda de su abuela, de quien Lawson también abusó.
La mujer atrapaba a las niñas en una habitación con su esposo cuando los visitaban, comenzando cuando eran pequeñas.
En el funeral de Lawson (murió de un ataque al corazón cuando ella tenía 14 años), Stone metió la mano en el ataúd para comprobar que ya no podía hacerles daño.