Oh I'm just counting

La importancia y necesidad de un cambio de mando. Por Jaime Hales, Abogado y escritor

Escuché a la presidenta de una de las asociaciones de municipalidades de Chile hablar de seguridad. Hablan otros funcionarios de gobierno. Hablan políticos de todas las tendencias. Hablan periodistas que hacen una pregunta curiosa: ¿era buen momento para sacar al General Yáñez de la alta dirección de Carabineros, la policía militarizada de Chile?

Las respuestas son vacilantes, salvo la Ministra del Interior y la de la Secretaria General de Gobierno. Tohá y Vallejo fueron claras: debió irse al ser formalizado.

Mi respuesta es otra: Yáñez debió haberse ido hace mucho tiempo, incluso, me parece que no tenía los méritos para llegar a tan alto cargo. ¿Por qué? Simplemente porque en su ejercicio precedente tuvo conductas que justifican un procesamiento por parte de la Fiscalía, organismo encargado de iniciar las investigaciones que terminarán en las salas del Poder Judicial.

En el ejercicio de su cargo demostró incapacidad total para ejercer sus funciones y conducir a la policía que comanda como General de un modo razonable y eficaz.

Constantemente aparecen policías cometiendo delitos, incurriendo en infracciones, participando en hechos que no deben o directamente interviniendo en fraudes o acciones de ese tipo. Y eso no terminó con el mando de este General.

¿Será miedo de esa autodenominada “clase política” a que los carabineros dejen de cuidarlos en sus barrios o de darles cualquier tipo de privilegios en el trato? O, peor aún, ¿le temen a un golpe de Estado, ahora encabezado por esta fuerza militar que se viste de verde?

Pero, más aún, Yáñez debió irse antes porque fracasó complemente en el ejercicio de sus funciones propias, que es conducir a la policía no sólo sin el grado de deterioro y corrupción que se evidencia, sino con una eficacia de la que no ha dado muestras.

Cuando la derecha alza voces contra el Presidente de la República – lo que no hizo cuando gobernaba Piñera – porque se cometen delitos en las calles, nos preguntamos: ¿Cómo se ejerce la labor de Presidente sino es a través de los organismos encargados de las respectivas materias?

Cuando un funcionario que dirige una dependencia estatal no lo hace bien y no logra sus objetivos o comete delitos o deja que sus dependientes los cometan, se le pide la renuncia.

Ha pasado muchas veces en éste y anteriores gobiernos. Y sigue pasando. Salvo cuando se trata del General que dirige a los carabineros.

Es decir, estuvimos en presencia de un ciudadano privilegiado, no sólo porque en su retiro será beneficiado con una previsión que ofende al resto de los chilenos y hoy tiene ventajas que nadie recibe en la sociedad, sino porque además pudo mantenerse en su cargo siendo ineficiente e ineficaz en el cumplimiento de sus funciones fundamentales.

¿Alguien puede sostener con argumentos que si Yáñez se iba la seguridad se deteriora? Por el contrario, puede caber la esperanza que, dada esta lamentable seguidilla de Directores de Carabineros de Chile en el mismo estilo, que el que llegó pueda querer enmendar rumbos e intentarlo.

El actual gobierno ha propiciado la destinación de cada vez mayores recursos a la policía militarizada, pero ella sigue siendo incapaz de cumplir con sus funciones. Y eso, es porque cumple otras – no siempre bien – y descuida las propias.

Carabineros es una policía de la calle, que sustituyó las policías municipales, para actuar fundamentalmente en la prevención del delito y en las acciones que exigen respuesta inmediata en lo que se llaman situaciones de flagrancia.

Pero no es así: tenemos carabineros dedicados a investigar, debiendo ser ella una función exclusiva de la Policía de Investigaciones.

Los recursos que el Estado destina a través de Carabineros a investigar, en personal y laboratorios, debiera estar en la manos de la llamada vulgarmente policía civil y no de la militarizada. La militarizada debe evitar los delitos y
mantener el orden y la seguridad en las ciudades y pueblos de Chile.

También se distraen recursos en tener a personal policial en labores administrativas, desde recibir denuncias y todo tipo de trámites dentro de la institución. Eso debe estar a cargo de personal civil o de carabineros que por razones de edad o condición física no pueden estar en las calles. Los carabineros deben salir a terreno. Y no permanecer en los escritorios.

¿Es razonable que los carabineros jubilen a los 50 años de edad o menos? NO, sería más propio que cuando alcanzan los treinta años de servicio, salvo que las condiciones físicas no se lo permitan, sean llevados a funciones de administración, pero sin recibir pensión y sueldo, sino sólo su sueldo.

Los gobiernos, los anteriores y el actual, han demostrado una sumisión ante los uniformes que resulta vergonzosa para una sociedad democrática. En lugar de ser los uniformados, policía y militares, los que rindan obediencia a las autoridades, son éstas las que se genuflectan ante los oropeles y las charreteras.