Con un espectáculo de 90 minutos, el comediante argentino Jorge Alís convenció al "monstruo", a los televidentes y a sus colegas en su segunda aparición en el Festival de Viña del Mar.
Hizo reír a carcajadas, sacó lágrimas e innovó con un show sumamente elaborado que sorprendió con escenografías a tono con sus temáticas.
Entre risas e ironías, aprovechó de hacer críticas sociales, examinó el comportamiento de los chilenos, cuestionó a los políticos, a las autoridades e hizo hincapié en el racismo, la xenofobia y el trato a los inmigrantes.
Cada una de sus bromas tuvo un notable remate, lo que facilitó la fluidez de su rutina y el que el público no dudara ni un segundo en pedir que continuara sobre el escenario.
Su show le significó los máximos galardones, y se mostró emocionado hasta las lágrimas al ver que el "monstruo" se puso de pie para aplaudirlo.
En suma, "un crá" en el escenario.
A Alís le bastaron cinco minutos para hacer olvidar la excelente presentación que tuvo Marco Antonio Solís, que estuvo dos horas sobre la Quinta repasando los grandes éxitos de sus 43 años de trayectoria.
El mexicano demostró su carisma, caballerosidad y humildad entre canción y canción que entonó en el principal recinto de la "Ciudad Jardín".
Esta fue la sexta visita del ex Los Bukis, y deleitó con una impecable banda sonora y un equipo de bailarinas que lo acompañaron en populares canciones como "Invéntame", "Se va muriendo mi alma", "Tu cárcel" y "Dónde estará mi primavera". Además de recibir las dos gaviotas, los animadores le entregaron las llaves de la ciudad.
Otro "crá" que encantó.