Miguel Bosé se ha mudado a México por la puerta de atrás, como un auténtico bandido. El cantante, de 62 años y residente en Panamá durante los últimos tres, confirmó su traslado a la capital azteca a finales de septiembre, tres meses después de que Hacienda lo incluyera en la lista negra de morosos.
“Ahora estoy viviendo en México por razones de familia y trabajo”, respondió a Efe en un cuestionario por escrito. Pero, extraño para una ciudad donde conviven diariamente casi 20 millones de habitantes, todavía no se le ha visto en público y los detalles sobre su nueva vida son un secreto guardado bajo llave.
“Está más escondido que un bandolero, pero no vienes a Ciudad de México para tratar de esconderte”, bromea Gilberto Barrera, un veterano periodista del corazón de la cadena Televisa.
“Su cabeza tiene un precio entre los paparazis”, asegura este conocedor del mundo de los famosos. Pero los fotógrafos de la prensa rosa todavía no han dado con el cantante. Y se ha convertido para ellos en uno de los personajes más buscados del país.