Los votantes del caserío de Dixville Notch abrieron la jornada de elecciones en Estados Unidos en los primeros minutos del martes, con un empate que refleja la paridad de las encuestas en la carrera a la Casa Blanca.
Kamala Harris y Donald Trump recibieron tres votos cada uno en la diminuta comunidad del estado nororiental de Nuevo Hampshire, que desde hace décadas inicia la jornada electoral en la medianoche del lunes a martes, horas antes de que abran los centros de votación en el resto del país.
La vicepresidenta demócrata y el expresidente republicano libran una batalla en una contienda excepcionalmente cerrada, con empates en la mayoría de las encuestas para ser mandatario de Estados Unidos.
Las leyes de Nuevo Hampshire permiten a los municipios con menos de 100 residentes abrir sus centros de votación a medianoche y cerrarlos cuando se hayan registrado todos los sufragios.
Cuatro años atrás, los residentes de Dixville Notch votaron unánimemente por el entonces candidato Joe Biden, quien se convirtió en el segundo candidato en obtener todos sus votos desde 1960, cuando comenzó la tradición de sufragar a medianoche.
La mayoría de los centros de votación de la costa este de Estados Unidos abren el martes a las 06H00 o a las 07H00 (11H00 - 12H00 GMT).
Las encuestas de Estados Unidos muestran una contienda extremadamente reñida entre Kamala Harris y Donald Trump por la Casa Blanca. Sin embargo, expertos advierten que, al final, la diferencia entre ambos candidatos puede ser mucho mayor de lo esperado.
Según los sondeos de opinión más reputados, la vicepresidenta demócrata y el exmandatario republicano están codo a codo en los estados clave que posiblemente definan las elecciones presidenciales de este 5 de noviembre.
El lunes por la tarde, por ejemplo, el recopilador de encuestas FiveThirtyEight daba a Harris y Trump un empate con el 47,8% de los votos en Pensilvania, un ajustado 47,4% frente a 47,7% en Nevada y una diferencia de apenas un punto porcentual en Wisconsin, Míchigan y Carolina del Norte.
Pero no todo el mundo está convencido de que esta sea una competencia tan ajustada.
"De hecho, las encuestas por estados muestran no solo una carrera extraordinariamente reñida, sino inverosímilmente reñida", considera Joshua Clinton, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee.
En un estudio publicado esta semana por la NBC, este especialista en sondeos cuestiona la "similitud" de los resultados -con pocos decimales- de las encuestas de opinión disponibles, sugiriendo que quizá sean los encuestadores y no los votantes quienes estén detrás de esta casi unanimidad.
"Una encuestadora temerosa que obtiene un margen de cinco puntos en una carrera reñida puede optar por ajustar sus resultados para que coincidan con lo que muestran otras encuestas, a fin de que su sondeo particular no dañe su reputación", explicó.
También hay que señalar que los institutos de encuestas están a la defensiva, enfrentados a costos financieros y a las crecientes dificultades para llegar a los votantes en la era de los teléfonos inteligentes que filtran las llamadas.
Además, la experiencia de las últimas elecciones presidenciales estadounidenses no invita a respaldar sus predicciones sin reservas.
Las encuestadoras se equivocaron tanto en 2016 (victoria de Trump sobre Hillary Clinton) como en 2020 (derrota de Trump ante Joe Biden).
La primera vez, por subestimar la categoría de "blancos sin título universitario" entre los votantes que dieron la victoria al republicano. La segunda, a pesar de correcciones adoptadas, por infravalorar una vez más el voto a Trump y considerar de más el dirigido a Biden.
Bastaría un error de este tipo para que los siete estados clave fueran ganados el martes por Trump o Harris, una hipótesis que nadie puede descartar.