Oh I'm just counting

Quién era Erika Fernández, la monja que no era monja y cuyo cuerpo fue guardado en una bodega por un año por su amiga de pacto secreto que tampoco era religiosa

Patricia Lorenza Ramírez Barrera es el nombre de la "monja" que no era religiosa, de 80 años, que ocultó el cuerpo de su amiga, Erika Fernández Mora, de 60 años, en plena vía pública de la comuna de Ñuñoa durante un año y posteriormente lo abandonó al interior de una maleta

La Policía de Investigaciones (PDI) y la Fiscalía confirmó este que "un pacto" fue el motivo que tuvo la adulta mayor para "guardar" los restos de la fallecida por cerca de un año, pues las indagatorias permitieron establecer que murió aproximadamente en agosto de 2023. 

"Aquí hay un pacto entre religiosas que viven en el lugar (...) esta persona realiza un pacto con esta persona que fallece hace un año atrás y la mantiene por el cariño que le tenía. Ellas mantenían una amistad y manifiesta que le tenía mucho cariño y que habían hecho un compromiso de que ninguna de ellas se iba a denunciar si es que fallecían", indicó el subprefecto Juan Fonseca. 

El fiscal Francisco Lanas fue enfático en señalar que "el cuerpo no estaba descuartizado y no tiene signos de participación de terceras personas. El examen externo demuestra que no tiene fracturas, no hay señales de algún apuñalamiento", por lo que "preliminarmente sería muerte natural". 

Una cáncer habría sido lo que terminó con la vida de la mujer de 60 años, Erika Fernández. La investigación permitió determinar que la mujer falleció al interior de su domicilio ubicado en calle Suárez Mujica, también en la comuna de Ñuñoa. 

Tras morir, Patricia Lorenza Ramírez trasladó el cadáver de su amiga hasta su propio hogar, emplazado en calle Los Jardínes, también Ñuñoa. Un año después, y motivada por la llegada de su hija desde Europa -que si es religiosa- al inmueble, optó por abandonar los restos en la vía pública.

Las Talalaveras fue la calle elegida por la "monja" para dejar el cuerpo, es decir, a casi un kilómetro de distancia del domicilio de la fallecida. Según quedó registrado en cámaras del sector, la mujer caminó cerca de cuatro cuadras con el cuerpo de Erica al interior de una maleta envuelta en alusa. 

Erika Fernández, la "monja" que no es monja cuyo cuerpo fue guardado en una bodega por un año

Erika Fernández Mora tenía 60 años al momento de fallecer. Si bien todavía su cuerpo está siendo periciado por el Servicio Médico Legal (SML) para descartar definitivamente la intervención de terceras personas, los antecedentes dan cuentas de que un cáncer terminal sería la causa de muerte. 

El lugar estaba casi abandonado con decenas de facturas, cartas y cuentas sin recoger en el frontis de la vivienda y un patio con una gran cantidad de hojas de árbol y basura dan cuenta de que nadie habitaba en dicho lugar. 

La Fiscalía detalló que Erika Fernández y Patricia Lorenza Ramírez se conocieron en una parroquia del sector ―donde ambas prestaban servicios― y forjaron una fuerte amistad.