Luego que los Jesuitas informaron que seguirá vigente “la medida cautelar impuesta por el Provincial de la Compañía de Jesús a Felipe Berríos de la suspensión del ejercicio público del ministerio sacerdotal”, el acusado reaccionó inmediatamente.

Al conocer la declaracion, el cura Berrios entregó un comunicado refiriéndose a la investigación canónica en su contra, donde califica que “ha habido un total secretismo respecto de la investigación y en que principalmente han hablado terceros que se refugian en el anonimato para tergiversar la realidad y condenarme a punta de rumores, sin preocuparse de que haya un juicio justo y transparente”.

Berríos señala que la investigación “no explica la diferencia entre que un hecho sea verosímil y que este realmente haya ocurrido. Tampoco aclara que un número importante de los 40 testigos que menciona concurrieron para dar testimonio de no haber observado nunca conductas impropias de mi parte”.

El jesuita manifiesta que el término “actos de significación sexual” es complejo, pues se relaciona con relaciones sexuales. Sobre esto, puntualiza: “La opinión pública debe saber que de lo que se me acusa es de conductas impropias, como lenguaje inapropiado, hablar de temas que supuestamente no corresponderían a un sacerdote y en algunos casos de abrazos y supuestas tocaciones de muslos y glúteos”.

Finalmente, expresó que espera que el caso “avance en la justicia ordinaria, pues ahí podré enfrentar un juicio justo y transparente, de cara a la ciudadanía”.