La ciencia afianza la estrecha vinculación entre el humor y la buena salud de las parejas. Sin pasarse de gracioso, pero menos ponerse tonto grave. Una psicóloga da las claves para encontrar el punto justo.
Sepa cómo el humor puede salvar (o arruinar) una relación
Cada año nuevas investigaciones lo confirman: a las relaciones sentimentales las beneficia el buen humor. Una encuesta que llevó a cabo la Universidad de Albany (EEUU) con mujeres heterosexuales durante su etapa universitaria aseguró que estas percibían a sus divertidas parejas como hombres más seguros de sí mismos y con una mayor solvencia económica. Además, ellas también mostraban una mayor propensión a la hora de iniciar una relación sexual y alcanzar el orgasmo.
Ahora, en una nueva vuelta de tuerca, el investigador Jeffrey Hall de la Universidad de Texas, se preguntó cuál era exactamente el tipo de humor que contribuía a la estabilidad y a la satisfacción que sentían la mayoría de las parejas. Los resultados de su estudio, en el que Hall trabajó durante 30 años, apuntan en una dirección muy concreta: el humor que realmente funciona es el que se crea en común y fue desarrollado por el portal As.com.
¿Qué ocurre si no compartes con tu pareja un imaginario propio?, pregunta la publicación. Responde Jara Pérez, psicóloga y responsable de Therapy Web, quien detalla cuáles son los ingredientes necesarios para que este se origine.
“Que exista un gran conocimiento mutuo y grandes dosis de respeto es fundamental. Si yo me conozco y me respeto, podré reírme de mis partes más oscuras; si mi pareja también lo hace seré capaz de hacerlo junto a ella, y esto generará un sentimiento de complicidad que convertirá la relación en un lugar seguro donde podremos mostrarnos como realmente somos”, asegura.
Aun así, es innegable que en cualquier relación de pareja existen altibajos. La buena noticia es que es posible fortalecerla creando vínculos más estrechos y sólidos. Y para que esta se vuelva más segura y duradera, el humor también es el canalizador perfecto. Pérez lo explica.
“Es importante que las parejas puedan echar mano de la comicidad durante las situaciones conflictivas. Que el humor aparezca en las discusiones y que las dos personas sean capaces de reírse de ellas mismas y de la situación en un momento así porque permite que el ambiente se relaje y estas se sientan más cómodas”, explica.
Si queremos que los pensamientos negativos no ahoguen a los positivos, la experta también recomienda recurrir a la risa: “Reírnos de nuestra parte más negativa y de la de nuestra pareja nos ayuda a restarle importancia y a darle mayor prioridad a las cosas positivas”.
Pérez entiende la pareja como un ente formado por dos personas que hay que alimentar de manera efectiva, pero sin olvidar que cada persona tiene su propia idiosincrasia. “No podemos esperar que nuestra pareja tenga exactamente el mismo tipo de humor que nosotros. Lo importante es que haya algún tipo de complicidad: que haya cosas con las que reírnos y que nos sintamos lo suficientemente seguros como para hacerlo”, sostiene.
Con todo, Hall advierte que es fundamental no mofarse de tu pareja porque podría generar una gran desconfianza y que surgiesen nuevos problemas. “Este tipo de comportamiento rompe la regla de oro: si mi pareja no me respeta, el espacio seguro y la sensación de complicidad desaparece. Y entonces ya no hablaremos del humor de la pareja sino del de uno de sus miembros en detrimento del otro”, advierte.
En definitiva, compartir un humor similar con nuestra pareja y ser capaces de divertirnos juntos no solo nos hará más felices, también mejorará nuestra autoestima.
“Reír es uno de los aspectos más placenteros del ser humano. Si tenemos al frente a alguien que nos hace reír lógicamente tendremos más probabilidades de sentirnos atraídos hacia él o ella. Por otra parte si somos capaces de hacer reír, entenderemos que de alguna forma estamos proporcionando placer, lo que nos hará sentir bien y nos sentimos validados”, concluye la experta.
Ahora, en una nueva vuelta de tuerca, el investigador Jeffrey Hall de la Universidad de Texas, se preguntó cuál era exactamente el tipo de humor que contribuía a la estabilidad y a la satisfacción que sentían la mayoría de las parejas. Los resultados de su estudio, en el que Hall trabajó durante 30 años, apuntan en una dirección muy concreta: el humor que realmente funciona es el que se crea en común y fue desarrollado por el portal As.com.
¿Qué ocurre si no compartes con tu pareja un imaginario propio?, pregunta la publicación. Responde Jara Pérez, psicóloga y responsable de Therapy Web, quien detalla cuáles son los ingredientes necesarios para que este se origine.
“Que exista un gran conocimiento mutuo y grandes dosis de respeto es fundamental. Si yo me conozco y me respeto, podré reírme de mis partes más oscuras; si mi pareja también lo hace seré capaz de hacerlo junto a ella, y esto generará un sentimiento de complicidad que convertirá la relación en un lugar seguro donde podremos mostrarnos como realmente somos”, asegura.
Aun así, es innegable que en cualquier relación de pareja existen altibajos. La buena noticia es que es posible fortalecerla creando vínculos más estrechos y sólidos. Y para que esta se vuelva más segura y duradera, el humor también es el canalizador perfecto. Pérez lo explica.
“Es importante que las parejas puedan echar mano de la comicidad durante las situaciones conflictivas. Que el humor aparezca en las discusiones y que las dos personas sean capaces de reírse de ellas mismas y de la situación en un momento así porque permite que el ambiente se relaje y estas se sientan más cómodas”, explica.
Si queremos que los pensamientos negativos no ahoguen a los positivos, la experta también recomienda recurrir a la risa: “Reírnos de nuestra parte más negativa y de la de nuestra pareja nos ayuda a restarle importancia y a darle mayor prioridad a las cosas positivas”.
Pérez entiende la pareja como un ente formado por dos personas que hay que alimentar de manera efectiva, pero sin olvidar que cada persona tiene su propia idiosincrasia. “No podemos esperar que nuestra pareja tenga exactamente el mismo tipo de humor que nosotros. Lo importante es que haya algún tipo de complicidad: que haya cosas con las que reírnos y que nos sintamos lo suficientemente seguros como para hacerlo”, sostiene.
Con todo, Hall advierte que es fundamental no mofarse de tu pareja porque podría generar una gran desconfianza y que surgiesen nuevos problemas. “Este tipo de comportamiento rompe la regla de oro: si mi pareja no me respeta, el espacio seguro y la sensación de complicidad desaparece. Y entonces ya no hablaremos del humor de la pareja sino del de uno de sus miembros en detrimento del otro”, advierte.
En definitiva, compartir un humor similar con nuestra pareja y ser capaces de divertirnos juntos no solo nos hará más felices, también mejorará nuestra autoestima.
“Reír es uno de los aspectos más placenteros del ser humano. Si tenemos al frente a alguien que nos hace reír lógicamente tendremos más probabilidades de sentirnos atraídos hacia él o ella. Por otra parte si somos capaces de hacer reír, entenderemos que de alguna forma estamos proporcionando placer, lo que nos hará sentir bien y nos sentimos validados”, concluye la experta.