Las cifras de contagios por Covid-19 han superado con creces las peores de la primera pandemia en el invierno del año pasado. La aparición de nuevas cepas y de algunas, al parecer, aún más graves que la conocida hasta hoy, complica aún más la situación sanitaria del país. Las camas críticas están a punto de llegar a su colapso y sin mayores diferencias de ocupabilidad entre las distintas regiones del país. Así lo que permitía el año pasado traslados aéreos de pacientes y apoyos de camas críticas entre regiones hoy ya no es posible.
Prácticamente todas las capitales regionales están o estarán en cuarentena total antes y, probablemente, durante el mes de abril y, por tanto, también para la fecha de las elecciones. Hoy domingo 28 de marzo, cuando escribo esta columna, todo Chile se encuentra encerrado y sin ningún tipo de permisos, cuestión inédita en ya más de un año desde que llegara el COVID-19 a nuestro país.
En este delicado momento y si bien en lo personal, dado el trabajo realizado desde hace meses, preferiría que las elecciones se realizaran en abril, creo oportuno y de mínima responsabilidad para con los ciudadanos de nuestro y país y, muy especialmente, para con nuestros vecinos de la Región del Libertador Bernardo O’HIGGINS, el manifestar mi total disposición a suspender las elecciones si la autoridad sanitaria así lo determina por el bienestar y seguridad de nuestra gente.
Creo oportuno recordar que ya el año pasado, y en situación sanitaria mucho más favorable, se suspendió el plebiscito y se reprogramó todo el calendario electoral del país, alargando mandatos de Alcaldes y concejales y postergando la definición de la que será la primera autoridad de cada Región: Los Gobernadores Regionales. No estar dispuestos hoy a una nueva suspensión cuando las cifras son extremadamente alarmantes, por lejos superiores a las del 2020, y ello por intereses exclusivamente personales o electorales de corto plazo, no nos parece adecuado ni de bien común.
La esencia de las elecciones y de la democracia es la posibilidad real de participación de la gente y en mis conversaciones de los últimos días, en terreno junto a organizaciones y personas de la más variada condición y lugares, han sido muchos y mayoritariamente, además, quienes nos han manifestado sus excusas de participar por temor a contagiarse y su opción por aplazar las elecciones para poder efectivamente votar.
Por tanto, no puedo no aceptar la eventual postergación del acto electoral de abril, debiendo ello y la fecha de realización definirse por los equipos técnicos y grupos de expertos del sector salud con la debida participación del Colegio Médico de Chile y no por los dirigentes de los partidos políticos, quienes estarán siempre más influenciados por los cálculos electorales y las presiones de sus candidatos que por consideraciones exclusivamente sanitarias.
Definido lo anterior, creo de obviedad absoluta el prospectar la futura fecha electoral en función de dos elementos objetivos e imprescindibles: 1) que la nueva fecha no admitirá una nueva suspensión bajo ningún respecto; y 2) que para que lo anterior sea posible es imprescindible que se garantice la total vacunación de la población, cuestión que según he podido averiguar está proyectado para fines del mes de junio, es decir, dentro de 90 días más.
Así las cosas y si los dos criterios planteados son razonables desde una perspectiva de seguridad sanitaria y de seguridad jurídica y electoral mínimas, las elecciones deberían de realizarse el día 4 de julio del presente año.
Esta fecha del 4 de julio no es baladí, pues ella ya es parte del calendario electoral del Servel, dado que es la fecha de las primarias legales presidenciales. Ello permite cumplir a cabalidad los dos criterios planteados, contar con toda la población del país vacunada, por tanto, dejar de recargar el ya pesado cronograma electoral que lamentablemente ocurrirá si se elige cualquier otra fecha distinta al 4 de julio, ahorrando gastos al país, potenciando de paso la participación y aumentando el grado de legitimidad de cada uno de los futuros abanderados presidenciales de cada una de las coaliciones políticas que definan en primarias su candidata o candidato.
Por último, y como dato históricamente curioso, en dicha fecha se celebra no sólo la independencia de EEUU, sino que, además, se celebra en México el día de la convivencia y pluralidad de las expresiones políticas, en Colombia el día de la promulgación de la Constitución Política de dicha República hermana y en Perú se celebran las fiestas patrias de nuestro país vecino. En suma, una fecha especial que poco a poco une a todos los hermanos de América. No será ello un mensaje además de una buena fecha ?