Por Jacky Mercado
La imagen popular del deseo masculino no es muy halagüeña. Simplificando al máximo, parece que los hombres se pasan el día pensando en sexo, con la libido al máximo y guardando en su cabeza imágenes y nuevas posturas para practicar en cuanto lleguen a casa. Por ello, si se les ocurre decir: "Cariño, no me apetece hoy, me duele la cabeza" quizá cunda el pánico.
Debemos huir de esos estereotipos, por el bien de las relaciones de pareja. No. A los hombres no les apetece hacerlo todo el tiempo. Sarah Hunter Murray, terapeuta sexual, ha escrito el libro 'No siempre con ganas: la nueva ciencia de los hombres, el sexo y las relaciones' para esclarecer algunas deudas frecuentes sobre deseo sexual y hombres. Entrevistó a más de 200 hombres heterosexuales entre los 18 y los 65 años, casados o en relaciones a largo plazo. Y, como indica esto es lo que descubrió.
La conexión sexual
Una idea preconcebida es que los hombres pueden acostarse "con todo lo que se mueve". Murray, sin embargo, la desdeña por completo. Explica que en su estudio descubrió que para que los hombres realmente quieran tener sexo con sus parejas deben, al menos, sentir cierta conexión con ellas. Si, por ejemplo, habían discutido, simplemente no les apetecía practicarlo, por mucho que ellas sí quisieran. No sentían deseo sexual.
El sexo es una unión, se derriban ciertos muros y las personas pueden sentirse vulnerables", explica Murray. "Los hombres solo pueden sentirse realmente ellos mismos si se encuentran cómodos con su pareja".
¿Por qué no siempre están "de humor"?
Lo del dolor de cabeza está muy visto, pero es cierto que los hombres no siempre tienen deseo sexual. A medida que envejecen, disminuye. También afectan las relaciones a largo plazo, el estrés del trabajo, el cuidado de los niños, el pago de facturas... "Conforme pasan de los 40 años" explica la terapeuta, "las relaciones en la cama dejan de ser una prioridad, pero eso no significa que dejen de querer a sus mujeres".
"Simplemente lo que más importa por la noche no es tener sexo rápido, sino el hecho de que mañana puedan estar descansados para ir a trabajar a primera hora. Esta sensación se incrementa con la edad".
Las discusiones de pareja, las relaciones a largo plazo, el estrés, los hijos... todo eso afecta a los varones en su deseo sexual
A Murray también le sorprendió el hecho de que ellos también quieren sentirse deseados. Estamos tan acostumbrados a pensar que solo las mujeres son el objeto de deseo y que no es necesario que los hombres hagan nada para excitarse sexualmente que, cuando esto no sucede, nos frustramos.
La iniciativa
"A los hombres les encanta que sus chicas tomen la iniciativa, que sean ellas también las que dicen que tienen ganas de sexo", explica. "A veces las reglas deben invertirse en el juego, pues a ellos también les gusta que coqueteemos, que les animemos a hacerlo".
Tienen miedo al rechazo
¿Creías que era algo que solo les pasaba a las mujeres? ¿Tenías la idea del hombre que va por la discoteca buscando a "la que caiga", sin importarle realmente quién es? Pues Murray lo desmiente. "Cuando se acercan a ti y los rechazas se sienten verdaderamente vulnerables. Por supuesto, esto no quiere decir que cuando no te apetezca tener sexo tengas que decir que sí solamente por hacer un favor".
"Simplemente, considera que hay otras cosas que podéis hacer y que os acercarán igual. Quizá no estás de humor, pero no tiene nada que ver con él, házselo entender. Puedes acurrucarlo en el sofá y sentiros cerca el uno del otro".
Curiosamente, muchos hombres aseguraron que les importa más la conexión emocional que la apariencia física en sus parejas
El atractivo no es, según los hombres, tan importante. "Está bien si se ponen ropa interior de encaje, pero no es lo que realmente buscan". "La comunicación es mucho más crucial". Tampoco creían posible llegar a tener un matrimonio sin sexo porque, por regla general, acabarían perdiendo el interés.
Los hombres y el porno
La mayoría de los encuestados reconoció que lo veían de vez en cuando, pero como un puro entretenimiento. Se trataba de un complemento a su deseo principal, que era tener un encuentro íntimo con su chica.
¿En qué momento confesaron que lo miraban más? Normalmente cuando se daban largos periodos de inactividad sexual por algo concreto con sus parejas. "Es una manera de pasarlo bien". "Pero no debe concebirse como el centro de una relación, más bien puede dejarse en la periferia".