El lunes 9 de agosto la ONU dio a conocer un informe de su panel de expertos sobre el cambio climático donde señala que "las emisiones de gases de efecto invernadero están asfixiando nuestro planeta y poniendo a miles de millones de personas en peligro. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la Tierra y muchos de los cambios son irreversibles. Debemos actuar ya para evitar una catástrofe climática", señaló la ONU.
Y dos días después el Gobierno, vía Seremis aprueban el proyecto de minera Dominga en la región de Coquimbo que afecta la biodiversidad del sector y está severamente cuestionado por la comunidad científica y por parte de la clase política que promueve una economía más verde y con más respeto a los territorios y las comunidades.
Claramente la derecha, Piñera y su continuismo sigue pegada al modelo neoliberal de que los proyectos de inversión son prioritarios, independientes de sus efectos en el ecosistema y no tienen ningún interés en evitar “la catástrofe climática” que anuncia la ONU.
Es imperativo transitar hacia un modelo de desarrollo más verde, más sustentable y que respete a los territorios. Esas transformaciones se están produciendo en algunos sectores –como la minería- donde se empieza a instalar como relato de futuro el que Chile se caracterice por ser una minería verde lo que se ha convertido en materia de consenso del diálogo social convocado por la Comisión de Minería del Senado.
Pero para el Gobierno, Piñera y su continuismo, solo parecieran importar los grandes proyectos de inversión y el número de empleos precarios que se crearán en la fase de construcción como ocurre con #Dominga.
Pareciera que la derecha no logra asumir que ya hay una mayoría social que quiere una economía más verde, más sustentable como lo están planteando las candidaturas de la centroizquierda –que de manera unánime rechazó esta aprobación del proyecto Dominga-.
También ese mismo día reapareció ‘la letra chica’ en la Moneda con el anuncio de la extensión del IFE para octubre y noviembre; pero mantuvo inexplicablemente el monto de septiembre en apenas un 50% del IFE universal.
La recuperación del empleo es aún lenta ya que estudio UC mostró que hay 1,0 millón de empleos menos en relación al período pre-pandemia y que los empleos recuperados son mayoritariamente informales –casi 70% de los nuevos empleos del 2021-; o sea la mayoría del país tiene menores ingresos en relación a la pre-pandemia o está desempleado o está en la informalidad laboral por lo cual se amerita darle continuidad al IFE.
Adicionalmente hay sectores como los pescadores artesanales –cerca de 90.000 personas- y los pequeños productores agrícolas que reclaman haber sido excluidos arbitrariamente por SII del bono PYME que se paga ahora en agosto.
Ha pasado un mes de la instalación de los Gobernadores Regionales electos por la ciudadanía y aún subsisten los conflictos con los delegados presidenciales –figura que un régimen descentralizado y democrático no debieran existir- sobre los roles y las competencias que limitan la influencia de una autoridad electa por las comunidades regionales, lo que es claramente una anomalía democrática. Los nuevos gobernadores regionales están bloqueados por una autoridad inepta que por ejemplo a junio sólo ejecutó el 33% de la inversión regional, siendo el peor registro de la década.
Lo que correspondía era facilitar el ejercicio de las nuevas autoridades democráticas regionales y lamentablemente Piñera no lo ha realizado.
Chile necesita recuperar su capacidad de desarrollo y eso pasa por invertir más en Innovación productiva –que hoy sólo es 0,34% del PIB-, pero este gobierno no invirtió más, sino lo poco que invierte no lo ejecuta como se observa en la ejecución del Fondo de Innovación, Ciencias y Tecnología 2021 donde a junio sólo ha ejecutado el 18% de los $126.000 millones y en la Agencia de Investigación y Desarrollo solo ha ejecutado un 40% de los $333.000 millones; así con esa lentitud se revela otra incompetencia de un mal gobierno que no tiene en sus prioridades recuperar la productividad.
Estos nuevos ejemplos revelan que la derecha ha sido el peor gobierno de la historia y es de esperar que la ciudadanía no opte por el continuismo del gobierno de Piñera y los grandes empresarios que parece estar bien aspectado para la primera vuelta de noviembre. Sería un tremendo fracaso político de la centroizquierda que Sichel –el candidato de Piñera y de los grandes empresarios- tenga una buena perfomance electoral en la primera vuelta presidencial.