Los que viven dentro del infierno del coronavirus cuentan hoy su terrible experiencia para que no se caiga en el grave error de considerar esta epidemia como una gripe, al tiempo que hacen un dramático llamamiento para que los ciudadanos permanezcan en sus casas. Los principales medios italianos recogen algunos de esos testimonios escalofriantes de ciudadanos y de médicos y enfermeros contagiados (entre el personal sanitario hay más de 2.000 infectados, según datos de un sindicato de sanidad-.
Gianni Zampino, de 40 años, con una mascarilla para recibir oxígeno contó su experiencia en el telediario de RAI UNO, el de mayor audiencia de Italia, en un video grabado en el departamento de cuidados intensivos donde se encuentra. «Demasiada gente se toma a la ligera este maldito virus –afirmó Gianni-. Personalmente, me destrozó la vida, que hasta hace poco tiempo transcurría tranquilamente. Trabajaba, cuidaba de mi padre y practicaba deporte. Como otros muchos, no di importancia a este virus, pero desgraciadamente ha entrado en mi cuerpo y en mi vida, matando a la persona para mi más querida del mundo: Mi padre».
Zampino concluye su testimonio, en un video de tres minutos, haciendo un llamamiento: «Todos dicen que se trata de una normal gripe, pero os puedo asegurar que no lo es en absoluto. El virus ha tomado posesión de mi y de mis vías respiratorias. Transcurro el día ligado a un respirador. No logro dormir y tengo la sensación de encontrarme al interno de una película de terror. Les pido que se queden sus casas. Esto no es un juego».
"Mi mujer e hijo están contagiados"
Igualmente dramático es el testimonio de Angelo Vavassori, de 53 años, médico reanimador del hospital de Bérgamo: «Al no poder respirar temí no ver nunca más a mi mujer y nuestros cuatro hijos. Hasta ese momento había curado a otros. He visto pacientes morir, conozco la agresividad del virus. Pero a quien está luchando le digo que no se debe paralizar por el miedo»”.
Desde su cama de terapia sub-intensiva, el doctor Vavassori cuenta cómo entró en el infierno del coronavirus y cómo ha vuelto a la vida. «En pocas horas pasé de 15 a 40 respiraciones por minuto. No me entraba aire en los pulmones y casi perdí la vista. Si estoy aquí se lo debo a mis colegas médicos. Mi historia, en horas negras, puede ayudar a muchos a no perder la esperanza».
Gianni Zampino
El doctor Vavassori destaca que desde el 22 de febrero curó los primeros infectados. El sábado 29 le subió algo la fiebre, el lunes por la mañana estaba bien, pero en la tarde la fiebre llegó a 38,9. Sabiendo que su hospital estaba desbordado, se encerró en una habitación de su casa: «Durante dos días, mi familia me dejaba la comida delante de la puerta cerrada. La retiraba con los guantes y mascarilla, después desinfectaba todo. Nos comunicábamos por teléfono. No fue suficiente: mi mujer y el hijo más grande de 18 años se contagiaron. Los gemelos de 14 años y la niña de once, por ahora no», cuenta al diario «Repubblica» el doctor Vavassori, quien describe también los momentos dramáticos que vivió cuando se precipitó su situación: «El miércoles comencé a respirar con fatiga. En pocos minutos perdí el olfato y gusto, cada vez veía menos. Por la carencia de oxígeno tuve dolor de cabeza y disentería. Llamé al hospital, pero no había puesto. Sabía que no podía resistir durante mucho tiempo. Respiraba, pero a mis pulmones no entraba ya oxígeno. A las 23 me llamó un colega para decirme que se había liberado un puesto. La radiografía confirmó la neumonía».
El momento más duro
«Ahora respiro con una mascarilla que me da oxigeno al 70%, alrededor de 12 litros al minuto». El doctor Vavassori concluye con un mensaje de esperanza para los contagiados que luchan contra el coranavirus y un llamamiento para permanecer en las casas: «No se deben paralizar por el miedo. Es necesario estar tranquilos y confiar en los médicos. Pido a todos que ayuden a los médicos quedándose en sus casas».