Nos pilla de sorpresa escuchar a Marat Safin en los términos con lo que se ha expresado en 'ESPN'. Nunca ha sido un jugador enormemente apasionado, siempre en disputa con sus pensamientos, pero tampoco ha dejado tan claro como en esta ocasión que, como en otros numerosos casos, jamás disfrutó del tenis, un deporte que le obligaron a jugar. Unas declaraciones muy directas, que ejemplificaban lo difícil que es practicar y competir una disciplina de la que no sientes una verdadera pasión.

En su charla con José Luis Clerc, Marat puso en valor la labor de su madre, antigua jugadora, para criar a una pareja de hermanos, él y Dinara, única en toda la historia del tenis, pues ambos se convirtieron en número 1 del mundo, un hecho insólito entre hombre y mujer, seguramente irrepetible por su singularidad y su dificultad.

"Sólo hubo las hermanas Williams, pero de hombre y mujer nunca hubo dos hermanos de número 1. Es mérito de mi madre, ella fue jugadora, hizo semis en Roland Garros junior, luego fue entrenadora y nos crió como tenistas. Fue un regalo para mi madre tener a dos número 1. Ella hizo todo su trabajo, y crió a sus dos hijos, que fueron números 1 del mundo. Yo le pido que disfrute de eso, tiene que ser la madre más feliz del mundo."

Marat pasó posteriormente a matizar que en su caso fue mucho más difícil lidiar con un juego para el que no había nacido. "En lo que a mí respecta... nunca me gustó jugar al tenis, nunca disfruté, nunca lo pasaba bien, tenía presión y obligación, me empujaban a jugar. Pero mi pasión era ser jugador de fútbol, y jugar al tenis fue contra mi voluntad. Mi carrera fue un milagro".