Ni bien había cruzado la línea de meta en los 200 metros planos este jueves por la noche, Noah Lyles parecía sin aliento. Tumbado de espaldas en la pista púrpura del Stade de France, tras terminar tercero en una carrera que había dominado durante los tres últimos años, tenía dificultades para respirar.

Cuatro días después de ganar una medalla de oro en uno de los finales más emocionantes de una carrera olímpica de velocidad, Lyles se colgó el bronce en los 200 metros y lo consideró, según dijo después, un logro extraordinario. Lyles se enteró de que había dado positivo por el coronavirus a eso de las 5 a. m. (hora de París) del martes, menos de 36 horas después de ganar los 100 en un final de fotografía que representó un asombroso comienzo de una campaña olímpica en la que esperaba posicionarse como la próxima gran estrella estadounidense del atletismo.

Pero el martes, tras despertarse con escalofríos, adolorido y con la garganta resentida, síntomas que ya había experimentado en anteriores exposiciones, Lyles abandonó la villa de los atletas para ponerse en cuarentena en un hotel cercano. Dijo que estaba tomando el tratamiento antivírico Paxlovid, y que ni una sola vez se había planteado abandonar o revelar su estado antes de la final de 200 metros. Los atletas no están obligados a someterse a pruebas ni a informar de los casos de COVID-19.

“No queríamos que todo el mundo entrara en pánico, queríamos que pudieran competir”, dijo Lyles, con una mascarilla N95, a los periodistas unos 45 minutos después de terminar en 19,70 segundos, por detrás del botsuanés Letsile Tebogo (19,46), quien ganó la primera medalla de oro olímpica de la historia de su país, y del estadounidense Kenneth Bednarek (19,62). Lyles añadió: “Y nunca vas a querer decir a tus competidores que estás enfermo. ¿Por qué ibas a darles ventaja?”.

Los Juegos Olímpicos de París son los primeros que se celebran sin las burbujas de aislamiento de la era pandémica de los Juegos de Tokio en 2021 y los de Pekín en 2022. En Tokio, los atletas se sometían a pruebas cada cuatro días. En Pekín, se les hacían pruebas a diario. Cuando los atletas daban positivo, eran puestos en cuarentena. La mayoría se vieron obligados a retirarse por completo de los Juegos.

Se ha encargado a los organismos rectores de cada país que creen sus propios protocolos contra la covid. Pocos cuentan con lineamientos específicos, y muchos han recurrido a algo parecido al sentido común. Un resultado positivo no ha impedido que los atletas compitan.