El Tribunal Federal de Justicia de Alemania confirmó la condena en contra de una exsecretaria de un campo de concentración nazi por complicidad en el asesinato en masa. El máximo tribunal penal del país rechazó así el recurso presentado por la exsecretaria Irmgard Furchner, hoy de 99 años, contra su condena por parte de un tribunal de la ciudad de Itzehoe, en el norte de Alemania, en 2022.
Ese tribunal la había condenado a una pena suspendida de dos años de prisión por complicidad en 10.505 casos de asesinato y cinco casos de intento de asesinato. Furchner trabajó como mecanógrafa para el comandante del campo de concentración nazi de Stutthof, cerca de la antigua ciudad alemana de Danzig (ahora Gdansk, Polonia), desde junio de 1943 hasta abril de 1945, cuando tenía entre 18 y 19 años.
Ante el tribunal, Furchner no admitió su culpabilidad en las muertes. Sólo dijo que lamentaba lo sucedido y que lamentaba haber estado en Stutthof en ese momento. Su defensa cuestionó que la acusada, como joven mecanógrafa, hubiera sido realmente cómplice de las acciones del comandante del campo de concentración.
La decisión del Tribunal Federal pone fin al caso, lo que significa que no puede haber más apelaciones. El caso se considera uno de los últimos juicios de crímenes cometidos en campos de concentración ante un tribunal alemán.
En busca de justicia
Mucha gente se pregunta si tiene sentido juzgar a alguien por crímenes cometidos hace tanto tiempo. Pero en la legislación alemana hay una respuesta clara a esto: los delitos de asesinato y complicidad de asesinato no caducan, una decisión tomada precisamente en vista de los crímenes cometidos durante el periodo nazi.
Además, los juristas afirman que un juicio como el de la exsecretaria es importante para la paz jurídica, debido a la sensación de que por fin se ha hecho justicia. Y los familiares de las víctimas lo han confirmado varias veces ante los tribunales. Ellos aseguran que no les interesan penas elevadas para los culpables, sino que estos casos lleguen finalmente a los tribunales.
En esa misma línea argumenta el Comité Internacional de Auschwitz. "Para los sobrevivientes de los campos de concentración y exterminio, este fallo judicial no sólo tiene una gran importancia simbólica", afirma el vicepresidente del comité, Christoph Heubner. "Los familiares esperan, sobre todo, que todos los recuerdos, observaciones y testimonios que ellos -como testigos sobrevivientes y voces de sus parientes asesinados- dieron para el restablecimiento de la verdad sean considerados en la sentencia del más alto tribunal".
En vista del reducido número de criminales nazis que han sido juzgados en Alemania, juicios como el actual son especialmente importantes para crear un sentimiento de justicia entre los familiares y supervivientes de las víctimas, según Heubner.
El presidente del Consejo Central de Judíos en Alemania, Josef Schuster, declaró también que, para los sobrevivientes del Holocausto, es "extremadamente importante que se intente hacer una forma tardía de justicia". Para él, la Justicia alemana envió un mensaje claro con la sentencia de este martes: "Incluso casi 80 años después, los crímenes nazis no tienen fin. El asesinato no prescribe, ni legal ni moralmente".
Posición similar al resto de nazis
Schuster dice que la sentencia es correcta. "No se trata de ponerla tras las rejas por el resto de su vida. De lo que se trata es de que una criminal tiene que responder por sus acciones y encontrar palabras para lo que pasó y en lo que estuvo involucrada", sostiene. Esto hace aún más grave "su falta para admitir su culpabilidad", que ha sido la posición de la gran mayoría de los criminales nazis. "Ellos pudieron continuar con sus vidas sin necesidad de temer consecuencias penales por sus crímenes atroces", recordó.
Los nazis construyeron y operaron un sistema de campos de concentración y exterminio que asesinó a millones de personas. Hombres, mujeres y niños fueron asesinados, la gran mayoría judíos.
Algunos criminales de alto rango fueron juzgados, por ejemplo en los famosos Juicios de Núremberg. Pero lo cierto es que muchos altos cargos, así como los "peces pequeños" de la maquinaria de muerte nazi, continuaron con sus vidas sin ningún problema.