A pocos días de las elecciones parlamentarias, que se llevarán a cabo el próximo martes 6 de noviembre, tanto el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, como su antecesor, Barack Obama, se adjudican el mérito por el destacado momento de bonanza económica.
Por un lado, Trump aseguró que la aceleración económica es consecuencia de su agresivo estímulo fiscal, compuesto por fuertes recortes de impuestos a las empresas y en menor medida a los trabajadores, el cual fue aprobado a comienzos de año.
También indicó que el buen momento económico se debe a su agenda de desregulación federal.
El actual presidente señaló que "tenemos la mejor economía que jamás ha tenido el país y aún está mejorando (...) Sólo hay que mirar los números".
Además, manifestó la preocupación de que, de regresar los demócratas al poder, la economía se frenaría en seco. Esto porque en las próximas elecciones, llamadas de medio tiempo, se renovarán las dos cámaras legislativas, las que actualmente tienen una mayoría republicana.
Mientras, por otro lado, el expresidente Barack Obama aseguró que las bases de la recuperación económica se establecieron bajo su mandato y que Trump simplemente ha heredado la ola de bonanza.
Obama destacó que, cuando dejó el cargo, "los salarios estaban creciendo, la tasa de gente sin seguro médico bajando y la pobreza cayendo".
"Y eso es lo que le dejé a mi sucesor. Así que, cuando escuchen todos esos discursos acerca de los milagros económicos ahora, recuerden quién los comenzó", comentó la semana pasada en Nevada, reclamando la autoría del buen momento económico.
Los indicadores muestran que la primera economía mundial disfruta de destacado momento; pese a eso, están lejos de reflejar récords históricos. Los datos de crecimiento económico, previsto en 3% para 2018 ya fueron alcanzados en 2010 y 2015. Mientras que en 2004 y 2005 fueron sobrepasados.
Las críticas de Trump no solo se dirigen a la oposición demócrata, sino que también a la Reserva Federal (Fed). El mandatario ha cuestionado las subidas de los tipos de interés y el gradual encarecimiento del precio del dinero, el cual amenaza con "ralentizar" el crecimiento económico, publicó Emol.