El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se lanzó este viernes contra China por partida doble. Anunció que retira a su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su supuesta cercanía a Pekín, a la que acusa de haber ocultado la verdad sobre la pandemia, y también arremetió contra el Gobierno chino por la aprobación de una nueva ley de Seguridad Nacional para imponer su control sobre el territorio autónomo de Hong Kong. El mandatario ha ordenado que se inicie el proceso para cortar la relación especial con el enclave, lo que supondrá un golpe para la plaza financiera internacional y para Pekín.
Donald Trump acusó a China de incumplir sus promesas en relación con el estatus de la antigua colonia británica y anunció que ha ordenado al Gobierno que inicie un proceso para eliminar “las exenciones políticas” que le dan a Hong Kong “un trato diferente y especial”. La decisión de poner fin a los beneficios comerciales es una represalia contra Pekín por haber aprobado la polémica ley de Seguridad Nacional, que busca controlar el enclave y acabar con las protestas prodemocracia.
En otro golpe contra China, el mandatario anunció que “termina” las relaciones con la OMS. “China presionó a la OMS para engañar al mundo”, sostuvo; “China ignoró las obligaciones de informar a la OMS y presionó a la organización para que el mundo infravalorara el coronavirus”. La decisión llega en medio de la pandemia por el coronavirus, al que el mandatario se refirió de nuevo como “el virus de Wuhan”, por el nombre de la ciudad china en la que comenzó su propagación, y al que atribuyó falsamente un millón de muertes en el mundo, cuando de momento son unas 370.000. Trump ya había congelado temporalmente la aportación a la entidad a mediados de abril, que ronda en 500 millones al año y supone cerca de un 15% del presupuesto de la organización.
Las acciones previstas por Trump contra China también incluyen sanciones a funcionarios chinos que considere han erosionado la libertad de Hong Kong, la suspensión de la entrada en EE UU de ciudadanos chinos que supongan un “riesgo” de seguridad, y la investigación de empresas del gigante asiático que operan en Estados Unidos. El presidente estadounidense no aceptó preguntas después de su comparecencia en la Casa Blanca.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, había preparado el terreno para las medidas anunciadas cuando comunicó el miércoles al Congreso que su departamento ya no considera que Hong Kong disponga de autonomía respecto de China. El mandatario también insistió este viernes en que ya no es “lo suficientemente autónoma” de China como para mantener el estatus comercial especial del que disfruta ahora.
El debate y aprobación de la polémica ley de Seguridad Nacional en el Legislativo chino ha reactivado a la oposición contra Pekín, que prepara nuevas protestas al temer que la norma socave el régimen de libertades y derechos que mantiene la antigua colonia británica desde su regreso a la soberanía china en 1997. La normativa dice que respetará la “jurisdicción general” del Gobierno central y la “amplia autonomía” de Hong Kong, que, según lo pactado con Londres, debe prolongarse hasta 2047, pero al mismo tiempo prevé castigar cualquier actividad “separatista” o “terrorista”, la “subversión de los poderes del Estado” y la “injerencia de poderes extranjeros”.
Los críticos a la nueva ley, como Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, entre otros, ven con preocupación una medida que puede acarrear serias consecuencias en el centro financiero asiático.
A finales del año pasado, Trump firmó una ley aprobada casi por unanimidad en el Congreso en apoyo a las manifestaciones de Hong Kong. La normativa establece sanciones para las autoridades que no respeten los derechos humanos e incluye la revisión periódica de la condición especial otorgada por Washington al territorio autónomo, con todos los derechos de una economía abierta.