En un contexto inédito, unas 70.000 mesas electorales abren este domingo en Francia para acoger la primera vuelta de las elecciones municipales con extraordinarias medidas para evitar el contagio del coronavirus que está avanzando en el país.
Casi 48 millones de electores están llamados a elegir a los alcaldes de 35.000 municipios para los próximos seis años, unos comicios que se están desarrollando en un ambiente particular, con el país más pendiente de la epidemia que de las urnas.
Pocas horas después de que el Gobierno anunciara el cierre de todo establecimiento público no esencial, las mesas electorales se aprestan a recibir a los ciudadanos, con la mirada puesta en la tasa de participación, para despejar la incógnita de si el miedo al contagio incidirá en la abstención.
Cabe destacar que en las últimas horas se han multiplicado las voces que pedían al Ejecutivo el retraso de la cita electoral en estas circunstancias.
Es el caso de la presidenta de la región de Occitania, la socialista Carole Delga, que después de que el primer ministro, Édouard Philippe, anunciara el cierre de bares, restaurantes, discotecas, cines y tiendas no esenciales, pidió aplazar los comicios.
"A la vista de las últimas declaraciones del primer ministro y de la creciente inquietud de la población, estimo que lo más sensato sería retrasar las elecciones municipales", indicó a través de su cuenta de Twitter.
El número 2 del partido conservador Los Republicanos en el Senado, consideró por su parte que "haber mantenido estas elecciones municipales en estas condiciones es una aberración".
El Gobierno se planteó el retraso electoral el pasado jueves, poco antes de que el presidente, Emmanuel Macron, se dirigiera a la nación en un discurso televisado.
Pero los líderes de los principales partidos se opusieron de forma rotunda e, incluso, llegaron a asegurar que hacerlo equivaldría a un golpe de Estado" institucional.