En la antesala de la Asamblea General de la ONU, Washington ha vuelto a responder con pólvora verbal a la escalada balística y nuclear del régimen de Pyongyang.
EE.UU.: “Si persiste en su temeraria conducta, Corea del Norte será destruida”
“Si Corea del Norte mantiene su temeraria conducta, los Estados Unidos deberán defenderse y defender a sus aliados, Corea del Norte será destruida; es algo que ninguno de nosotros quiere, no queremos la guerra”, afirmó este domingo en CNN la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley.
Sus palabras remachan una semana en la que Washington ha vuelto a chocar con el tiránico Líder Supremo, Kim Jong-un.
Tras lograr que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase por unanimidad una octava ronda de sanciones contra Corea del Norte, el régimen totalitario respondió con una nueva prueba.
Un cohete que sobrevoló Japón y recordó al mundo que su programa balístico y nuclear avanza a marchas forzadas.
No es sólo que haya ensayado con éxito una bomba de hidrógeno de 250 kilotones o que la base militar estadounidense de Guam ya esté al alcance de sus misiles, sino que ante cualquier movimiento para frenar su expansión atómica, Kim Jong-un muestra una inveterada disposición a apretar el acelerador.
“Nuestra meta es establecer el equilibro de fuerza real con Estados Unidos y hacer que los gobernantes estadounidenses no se atrevan a hablar de una opción militar para la República Democrática Popular de Corea”, ha llegado a decir el dictador.
Ante este pulso, EEUU juega contrarreloj. Confía en el estrangulamiento económico, pero teme que sus efectos no sean lo suficientemente rápidos como para impedir que Pyonyang complete su objetivo de disponer de un misil nuclear intercontinental.
La consecuencia de esta incertidumbre ha sido doble. Primero, ha empujado a Washington a redoblar la presión en la ONU. “Les hemos limitado el 30% del petróleo y el 90% del comercio, y se notará. Esto es solo el inicio de lo que podemos hacer. Y ahora hay un cambio; tenemos a Rusia y China de nuestra parte”, recordó el viernes Haley.
Pero al mismo tiempo, ha sacado a relucir la opción militar. La disuasión por la fuerza. No como respuesta prioritaria, pero sí como recurso final. “Queremos ser responsables y agotar todas las vías diplomáticas. Pero si esto no funciona, el jefe del Pentágono, el general Jim Mattis, se hará cargo del asunto”, dijo hoy Haley.
Sus palabras remachan una semana en la que Washington ha vuelto a chocar con el tiránico Líder Supremo, Kim Jong-un.
Tras lograr que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase por unanimidad una octava ronda de sanciones contra Corea del Norte, el régimen totalitario respondió con una nueva prueba.
Un cohete que sobrevoló Japón y recordó al mundo que su programa balístico y nuclear avanza a marchas forzadas.
No es sólo que haya ensayado con éxito una bomba de hidrógeno de 250 kilotones o que la base militar estadounidense de Guam ya esté al alcance de sus misiles, sino que ante cualquier movimiento para frenar su expansión atómica, Kim Jong-un muestra una inveterada disposición a apretar el acelerador.
“Nuestra meta es establecer el equilibro de fuerza real con Estados Unidos y hacer que los gobernantes estadounidenses no se atrevan a hablar de una opción militar para la República Democrática Popular de Corea”, ha llegado a decir el dictador.
Ante este pulso, EEUU juega contrarreloj. Confía en el estrangulamiento económico, pero teme que sus efectos no sean lo suficientemente rápidos como para impedir que Pyonyang complete su objetivo de disponer de un misil nuclear intercontinental.
La consecuencia de esta incertidumbre ha sido doble. Primero, ha empujado a Washington a redoblar la presión en la ONU. “Les hemos limitado el 30% del petróleo y el 90% del comercio, y se notará. Esto es solo el inicio de lo que podemos hacer. Y ahora hay un cambio; tenemos a Rusia y China de nuestra parte”, recordó el viernes Haley.
Pero al mismo tiempo, ha sacado a relucir la opción militar. La disuasión por la fuerza. No como respuesta prioritaria, pero sí como recurso final. “Queremos ser responsables y agotar todas las vías diplomáticas. Pero si esto no funciona, el jefe del Pentágono, el general Jim Mattis, se hará cargo del asunto”, dijo hoy Haley.