Durante las vacaciones de verano, Constance, una estudiante francesa de Derecho, aprendió a marchar al compás, identificar señales de radio y tumbarse boca abajo sobre el cemento caliente apuntando con su rifle a un enemigo imaginario. Recibió su formación militar básica en un regimiento de la zona de París.
"Es muy importante proteger a nuestro país, especialmente en el contexto tan complicado que estamos viviendo", dice el estudiante de la Universidad de la Sorbona. A petición del Ejército francés, no publiquemos los apellidos de las personas que se mencionan en el artículo.
Más de dos décadas después de que Francia pusiera fin al servicio militar obligatorio, decenas de millas de franceses solicitan ingresar en la reserva.
El número de reservistas operativos se ha disparado en la última década, pasando de solo 28.000, en 2014, a más de 46.000, en la actualidad. El Ejército ha absorbido a más de la mitad de ellos, y el resto se divide aproximadamente entre la Marina y la Fuerza Aérea.
Para 2035, el Gobierno quiere duplicar con creces esas cifras -hasta alcanzar los 105.000 reservistas, es decir, aproximadamente uno por cada dos militares en activo.
Ese objetivo está en consonancia con los aviones del presidente francés, Emmanuel Macron , de aumentar considerablemente la inversión en el Ejército, hasta alcanzar los 64.000 millones de euros en 2027, el doble que en 2017, cuando ejerció el cargo.
También en otras partes similares de Europa se observan esfuerzos ante la creciente alarma por una Rusia cada vez más agresiva y las dudas sobre si Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, acudirá en defensa de Europa.
Para el vicealmirante retirado Patrick Chevallereau, la iniciativa de Macron es "una buena medida", aunque advierte que el presupuesto general del Gobierno aún debe ser aprobado por el Parlamento francés.
"No solo necesitamos más gente", apunta Chevallereau, analista del Royal United Services Institute, "sino que necesitamos más gente especializada en determinados ámbitos clave", como los drones y las tecnologías de la información, detalló.
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Entrenamiento riguroso en Versalles
Los nuevos reservistas son entrenados en lugares como el 24.º Regimiento de Infantería de Versalles, a unos cuatro kilómetros del famoso castillo.
La teniente Amelie es reservista. En su vida civil trabaja como agente de aduanas. Este verano, supervisa un intenso curso introductorio de dos semanas sobre la vida en el Ejército.
Con edades comprendidas entre los 17 y los 57 años, sus 51 reclutas pasan jornadas maratonianas de entrenamiento, levantándose a las seis de la mañana y acostándose a menudo a medianoche.
"Están aprendiendo a usar y llevar sus armas de forma segura, a marchar juntos, a utilizar una brújula y equipos de comunicación", cuenta Amelie. "Trabajamos todas las técnicas de combate que utilizan el regimiento", agrega.
"El entrenamiento es muy riguroso", dice Constance, la estudiante de Derecho.
También Gabriel, un ingeniero de 23 años, se alistó en la reserva porque le preocupa el futuro de su país: "La guerra está en la frontera de Europa, y es una señal para que demos un paso al frente".
Asimismo, el atentado terrorista de 2015, en el Bataclan de París, lo motivó a tomar esa decisión: "Me di cuenta de que la época de paz, que había conocido y en la que había crecido, había desaparecido".
Franceses se alistan como reservistas por temor a una guerra


