En Birmania se registró un golpe de estado por parte del ejército con la detención de los principales líderes políticos, lo que pone fin a la década de transición democrática en el país iniciada en 2011 tras vivir casi medio siglo bajo el velo militar.
El ejército de Birmania (Myanmar) arrestó a la jefa de facto del Gobierno, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y el hasta hoy presidente birmano, Win Myint, además de varios ministros y dirigentes del partido gubernamental, y posteriormente declaró el estado de emergencia y tomó el control del país, donde ha habido cortes de las comunicaciones y de internet.
Mientras, el hasta ahora vicepresidente, Myint Swe, que fue nombrado en el cargo por los militares gracias a los poderes que les reserva la actual Constitución, asumió la presidencia interina y a su vez le cedió todos los poderes al jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, anunció el canal controlado por el Ejército Myawaddy News.
El Ejército de Birmania gobernó el país entre 1962 y 2011, cuando se inició una transición controlada hacia la democracia.
Ante esto, Aung San Suu Kyi a través de un comunicado publicado por la Liga Nacional para la Democracia (LND) pidió a la gente que no acepte el golpe de Estado y que "protesten con todo corazón" y agregó que "las acciones de los militares llevan de nuevo al país a la dictadura".
Reacciones internacionales
Tras el hecho, múltiples reacciones de rechazo surgieron, entre ellas, la Unión Europea que condenó "enérgicamente", dijo el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, quien pidió a los militares liberar a "todos los que han sido detenidos ilegalmente en redadas por todo el país".
Además, instó a "respetar el resultado de las elecciones y restablecer el proceso democrático", en la misma línea que el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que señaló que "la UE está con ellos" y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, dijo que "el gobierno civil legítimo debe ser restaurado, de acuerdo con la constitución del país y las elecciones de noviembre".
Así mismo lo hizo el primer ministro británico, Boris Johnson: "El voto del pueblo debe ser respetado y los líderes civiles liberados".
Por su parte, Estados Unidos, a través de un comunicado de la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, sostuvieron estar "alarmados" por lo que se conoce de Birmani y reafirmaron su "fuerte apoyo" a las instituciones democráticas y urgieron a "os militares y a todos las otras parte a adherirse a las normas" y expresaron que se "tomará acciones contra los responsables si no se desandan los pasos tomados".
De la misma manera, Turquía y la India también expresaron su preocupación, mientras que el vocero del Gobierno japonés, Katsunobu Kato, indicó que "es importante que las partes implicadas resuelvan el problema de forma pacífica a través del diálogo basado en el proceso democrático".
Finalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China expresó que "esperamos que todas las partes gestionen sus diferencias dentro del marco legal y constitucional, y mantengan la estabilidad política y social".