Desde este 1 de enero, Islandia terminó por ley con una de las mayores discrimaciones que afectan a las mujeres del mundo: la desigualdad de sueldos ante labores iguales con los hombres.
La medida fue aprobada por el Parlamento a principios de abril de 2017 y entró en vigor a partir del 1 de enero. Regulará a las empresas privadas y a los organismos públicos que tengan al menos 25 trabajadores en su plantilla.
De no respetarse la paridad de ingresos, las compañías y reparticiones estatales enfrentarán sanciones económicas.
El país nórdico es el primero en el mundo en contar con una ley que exigirá a las empresas que demuestren que sus empleados cobran el mismo sueldo por el mismo trabajo realizado, con independencia de su género, etnia, sexualidad o nacionalidad.
Las mujeres representan el 48% del Alþingi, el Parlamento islandés, y el país está liderado desde noviembre por la primera ministra Katrín Jacobsdottir, una de las tan solo 19 jefas de Estado o de Gobierno mujeres, de los 193 países que hay en el mundo.