El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, comenzaron este miércoles su segunda cumbre con gestos cálidos y mensajes optimistas, ocho meses después de su histórico primer encuentro en Singapur.
Sonrientes y relajados, Trump y Kim se estrecharon la mano durante unos nueve segundos frente a un fondo formado por seis banderas estadounidenses intercaladas con otras seis norcoreanas, en el céntrico hotel Sofitel Metropole de Hanói.
Trump dijo entonces que cree que la cumbre será "un éxito" y negó haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte.
Al ser preguntado sobre si al término de la cumbre habrá una declaración bilateral para poner fin a la Guerra de Corea (1950-53), que se cerró con un alto el fuego y no un acuerdo de paz, el presidente estadounidense respondió que "ya veremos".
Los dos líderes volvieron a comparecer ante la prensa poco después, al inicio de una reunión a solas, acompañados únicamente de sus intérpretes, que tenía una duración prevista de 20 minutos.
"Estoy seguro de que (la cumbre) tendrá un buen resultado (...). Espero que podamos cosechar los grandes logros que la gente espera", aseguró Kim, sentado a la izquierda de Trump.
El líder norcoreano agradeció además la "valiente decisión" de Trump de empezar a dialogar con su país, y recordó que ambas partes han logrado "superar obstáculos y estar aquí hoy", lo que ha requerido "mucha paciencia y esfuerzo".