Hoy el país despertó con un gobierno dividido: los electores votaron en contra la política destructiva, inhumana y odiosa de Trump, dándole a los demócratas el control de la Casa de Representantes.
Esto es un paso adelante en el futuro del país, no solo para el partido sino también para la responsabilidad que les cabe a los polícos en un Estado de Derecho. Se ha votado por los ideales en vez del temor. Por el sentido común en vez de la retórica incendiaria y falsa. Por lo que la política debe ser en vez del show imaginario y grandioso.
Con algunas candidaturas todavía en suspenso –Georgia, por ejemplo-, es claro que los Demócratas tendrán el control de la Casa de Representantes y los Republicanos controlarán el Senado. Esto significa que el control del gobierno a nivel estatal estará en manos de gobernadores y legisladores demócratas.
El triunfo permitirá aminorar los peores efectos del gobierno de Trump en Educación, Salud y Derechos civiles. Pero más importante que nada será la redistribución de distritos estatales que hasta hoy está diseñado para que ganen los Republicanos en el Senado.
La mayoria demócrata en la Casa de Representantes tendrá el poder de iniciar investigaciones y exigir respuestas al gobierno actual.
Adam Schiff, demócrata y crítico de Trump que tiene un rol ejecutivo en el Comité de Inteligencia de la Casa de Representantes, se apresta a fiscalizar al gobierno de Trump y a recuperar la función que le corresponde al Comité que estaba en manos republicanas y que se dedicó a impedir y obstruir cualquier intento de investigar.
La complicidad desvergonzada del partido Republicano y su abdicación de deberes han llegado a su fin. Esto es positivo para el Departamento de Justicia y las organizaciones de Inteligencia y para la investigación especial de Mueller sobre la intromisión rusa y la conspiración de las huestes de Trump en las elecciones del 2016. Y quizás, la destitución del individuo más corrupto y mentiroso en la historia del país.
Ahora viene lo bueno!