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La “emoción mediática” de las tragedias: sentimiento dura tanto como la aparición en los medios

Como ejemplo, uno de los últimos casos son las tareas de rescate en Ciudad de México tras el sismo de 7,1 grados del martes las que continúan en una carrera contra reloj cuando suman más de 220 muertos en la capital y en cinco estados del país.

Por Teresa Frías K.

Sin duda cuando ocurre una tragedia, sobre todo con eco a nivel mundial, todos tomamos cartas en el asunto, ya sea con una ayuda financiera, o simplemente enviando buenas energías. Nadie queda exento en  opinar, sobre todo ahora que vivimos en un mundo tecnológico, en que las redes sociales prácticamente se han apoderado de nuestras opiniones.

Como ejemplo, uno de los últimos casos son las tareas de rescate en Ciudad de México tras el sismo de 7,1 grados del martes las que  continúan en una carrera contra reloj para rescatar víctimas cuando suman más de 220 muertos en la capital y en cinco estados del país.


La atención la acaparaba el colegio privado Enrique Rebsamen, en el sur de la ciudad y donde fallecieron 21 niños. Incluso hubo preocupación mundial cuando se habló de una niña atrapada, de nombre "Frida", lo que casi dos días después fue desmentido por las autoridades. 

Y esto ha hecho que cientos de personas alrededor del mundo sientan tan cercana la tragedia  que no han dudado en encomendarse a alguna religión o lo que ellos han estimado convenientes para poder ayudar.

Otros casos

Sin embargo, no es la primera vez que algo así sucede. Nos conectamos tanto con las tragedias que no se duda en hacer lo que este en nuestro alcance por ayudar, o simplemente sentir cercano a esa persona o personas que están involucradas.

Entre los casos que recordados está el del equipo de futbol brasileño, Chapacoense. En noviembre de 2016, la noticia de que un avión se había estrellado daba la vuelta al mundo. Una aeronave que transportaba a los jugadores del club de fútbol Chapecoense de Brasil se había accidentado y, al menos, 71 personas estaban muertas y dos habían sobrevivido.



Sin duda una tragedia que enlutó el futbol de todo el mundo, y en que muchos clubes decidieron prestar sus jugadores para reponer al equipo, al igual que lo hicieron varios directores técnicos.
 
En nuestro país, uno de los casos emblemáticos fue la tragedia de los 33 mineros de Atacama, en 2010, quienes quedaron atrapados 720 metros de profundidad durante 69 días. Un segundo derrumbe se produjo en la tarde del sábado 7 de agosto anulando la posibilidad de una salida por el tubo de ventilación. El gobierno chileno anunció entonces que el rescate había sido cancelado, pero la protesta de los familiares llevó a realizar un nuevo intento bajo la dirección del ingeniero André Sougarret y coordinación del entonces ministro de Minería Laurence Golborne, utilizando maquinaria pesada de perforación.

 

El domingo 22 de agosto, 17 días después del accidente, los mineros fueron encontrados con vida, con considerables síntomas de desnutrición. En ese tiempo se habían organizado para racionar la muy escasa alimentación encontrada en el refugio, potabilizar agua y sostener un espíritu de solidaridad que les permitiera mantener el optimismo y la convivencia.

Hasta la fecha es el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial, siendo el evento con mayor cobertura mediática de esas características con alrededor de 1000 a 1300 millones de telespectadores (sólo superado por el funeral de Michael Jackson de 2009 y superando por más de 400 millones de telespectadores a la misión del Apolo XI de 1969).​ Según un estudio, el impacto mediático mundial del rescate es el mayor de la historia reciente de Chile, superior al que generó el terremoto del 27 de febrero de 2010.

Y existen otros casos

Otro de los casos es la desaparición de la pequeña Madeleine McCann que se produjo el 3 de mayo de 2007 cuando su familia se encontraba de vacaciones en un hotel de Praia da Luz, en el Algarve, Portugal, y fue reportada como secuestrada de un apartamento ubicado en la zona central del lugar protegido, donde estaba alojada su familia.

Sin embargo, a pesar de la cantidad de supuestos avistamientos de Madeleine en Portugal y en distintos lugares del mundo, la investigación al respecto no parecía tener un contexto claro, dadas el caso y las varias campañas llevadas a cabo por celebridades. La familia McCann logró movilizar una campaña internacional de búsqueda que todavía continúa.

La tragedia de Armero fue un desastre natural producto de la erupción del volcán Nevado del Ruiz el miércoles 13 de noviembre de 1985, afectando a los departamentos de Caldas y Tolima, Colombia. Tras sesenta y nueve años de inactividad, la erupción tomó por sorpresa a los poblados cercanos, a pesar de que el Gobierno había recibido advertencias por parte de múltiples organismos vulcanológicos desde la aparición de los primeros indicios de actividad volcánica en septiembre de 1985.

Esta fue la segunda erupción volcánica más mortífera del siglo XX, superada sólo por la erupción del monte Pelée en 1902 en la isla de Martinica, y el cuarto evento volcánico más mortífero desde el año 1500. Fue una catástrofe previsible, exacerbada por el desconocimiento de la violenta historia del volcán, pues geólogos y otros expertos habían advertido a las autoridades y a los medios de comunicación sobre el peligro durante las semanas y días previos a la tragedia.

Aunque el caso de Omayra Sánchez Garzón (28 de agosto de 1972 - 16 de noviembre de 1985) fue el que impactó. La niña colombiana de 13 años, fue víctima del volcán Nevado del Ruiz durante la erupción y adquirió reconocimiento mundial al estar tres días atrapada en el lodo y restos de su propia casa, mientras las cámaras de televisión transmitían incesantemente sus últimas horas de vida.

Estamos conectados

Para el sicólogo de la Universidad de Chile Joaquín Jiménez, “uno de los episodios que más recuerdo fue el de los mineros, en que hubo como dos meses de histeria sicológica colectiva en torno al tema, sin duda la emoción provocada por un grupo de mineros atrapados generó una toma de conciencia ante la situación de cómo trabajan los mineros en nuestro país, lo que impulsó al gobierno, partidos políticos a entrar en reflexión”.

“Una movilización que se generó durante varias semanas, pero cuando se va la emoción qué queda”, es lo que se pregunta el experto, agregando a Cambio21 que “la emoción dura un periodo corto, si usted hoy en día les recuerda estos casos, nadie se acuerda, o si se acuerdan ya no es el mismo sentimiento”.

“Es una emoción provocada por los medios de comunicación por una tragedia real, y cuando los medios en unos días no hablan del asunto, el asunto se olvida”, recalcó el experto.

Por su parte, el sociólogo Ricardo Gallegos expuso su teoría de “que todos hablaremos un tema mientras este en la contingencia, porque si no aparece en la televisión o en los medios escritos, e incluso en las redes sociales pasara desapercibido, y ya nadie hablara de aquello”.

“Las tragedias obviamente tocan nuestro más profundo sentir. Como sociedad somos seres humanos que nos tocan este tipo de temas, sin embargo el dolor no es para siempre, y durar mientras este a tope la situación”, planteó el experto a nuestro medio.

Por ultimo dijo que “lo que sí es increíble es que cuando hay niños de por medio es cuando más tiempo se mantiene en la memoria colectiva, o cuando son casos emblemáticos como el de los mineros o el de los futbolistas brasileños, pero más allá de tener el mismo sentir, se acaba al poco tiempo de haber terminado el suceso”.