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Merkel logra principio de acuerdo con socialdemócratas para formar gobierno en Alemania

La canciller Angela Merkel y los socialdemócratas alcanzaron un acuerdo de principio el viernes por la mañana para formar un gobierno que permita a Alemania salir de un bloqueo político sin precedentes, tras más de 24 horas de maratonianas negociaciones.
 
Una fuente cercana a las conversaciones dijo a la Agence France-Presse que se había logrado un acuerdo de “desbloqueo” para formar una “gran coalición”.
 
Una diputada de la familia política de la canciller, Dorothee Bär, confirmó el acuerdo publicando una foto del documento en Twitter.
 
Según el texto, consultado por la Agence France-Presse, el acuerdo prevé entre otras medidas limitar el número de refugiados a unos 200.000 por año. También, un compromiso a “reforzar” la zona euro, que entra en las exigencias marcadas por los socialdemócratas del SPD.
 
“Si aceptáramos entrar en el gobierno, sería con la condición de reforzar Europa”, había insistido el jueves su líder Martin Schultz.
 
El acuerdo tendrá ahora que ser sometido para su aprobación durante el día a las instancias dirigentes de los tres partidos involucrados, los democristianos (CDU/CSU) y sobre todo el SPD, que entró a regañadientes en las negociaciones tras una humillante derrota en las legislativas de septiembre.
 
Este compromiso puede permitir a la primera economía europea salir de tres meses y medio de bloqueo político. Y a Merkel, de 63 años, asegurar su supervivencia político, con un posible cuarto mandato tras 12 años en el poder.
 
Tras el fracaso en noviembre para formar una coalición mayoritaria con los ecologista y los liberales, la canciller se habían quedado sin margen de error si quería conservar las riendas del país. Y se había declarado dispuesta a “encontrar un compromiso constructivo” con el SPD pero sin traspasar algunas líneas rojas.
 
Nada aún definitivo
 
Pero nada es aún definitivo. Por parte de los socialdemócratas, la decisión de entrar en un nuevo gobierno de coalición con los conservadores debería recibir también la luz verde de los delegados del partido durante un congreso extraordinario previsto el 21 de enero y cuyo desenlace es incierto.
 
Después, si se logra el sí, comenzarán las negociaciones detalladas sobre un programa de coalición.
 
En el mejor de los casos, el nuevo ejecutivo será investido a finales de marzo, mientras los socios europeos de Alemania se impacientan.
 
Los socialdemócratas habían optado en un primer momento por la oposición.
 
Pero la presión del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, un peso pesado del SPD que quiere evitar nuevas elecciones que puedan beneficiar a la ultraderecha, obligaron a Schulz a cambiar de posición.
 
Después, ante la dificultad para llegar a un acuerdo entre democristianos y socialdemócratas, Steinmeier llamó a ambos campos a superar sus diferencias en nombre del interés nacional.
 
Según varios medios alemanes, las negociaciones habían patinado toda la noche del jueves y la madrugada del viernes sobre cuestiones fiscales y sobre política migratoria. Iniciadas hace cinco días, el jueves habían entrado en una última sesión maratoniana.
 
La canciller alemana nunca había negociado tanto tiempo sobre ningún tema, señalaba el diario Die Welt: las negociaciones para el mantenimiento de Grecia en la zona euro o el tratado de paz de Minsk para Ucrania oriental habían durado “solamente” 17 horas.
 
Contexto político desfavorable
 
Las negociaciones se desarrollaron en un contexto político desfavorable tanto para los democristianos como para los socialdemócratas, ambos sancionados por los electores en las legislativas de septiembre marcadas por la entrada en el parlamento de la extrema derecha.
 
Entre los dos solo suman una pequeña mayoría de votos. Merkel obtuvo una victoria decepcionante con un resultado históricamente bajo.
 
Una mayoría de alemanes (56%) cree que la canciller dejará el cargo antes del final de su eventual próximo mandato, según un sondeo.
 
Los conservadores y el SPD, que ya han gobernado juntos en dos ocasiones durante los 12 últimos años, habían prometido cada uno “una nueva política” adaptada a la época actual, a pesar de sus grandes divergencias en determinados asuntos.
 
Los derechistas, en particular la CSU que ha comenzado su campaña para las elecciones regionales de finales de año, exigía un endurecimiento de la política migratoria y una reducción limitada de impuestos para todos.
 
El SPD defendía por su parte una flexibilización de la reagrupación familiar para los refugiados, inversiones en educación y en infraestructuras y un mayor apoyo a las clases medias y desfavorecidas.