Una investigación de la Fiscalía de Rancagua reveló uno de los secretos mejor guardados del Arzobispado de Santiago desde 2015: habitaciones en el principal templo religioso de Chile, donde se se cometió una violación y abusos con jóvenes de clase media baja que fungían como acólitos, según un reportaje de Radio Bío Bío elaborado por el periodista Jorge Molina.
De acuerdo al reportaje, el autor es el presbítero Tito Rivera, exrector de la iglesia Las Agustinas, nombrado por el cardenal Ricardo Ezzati.
Este último conoció los hechos de boca de una de las víctimas, cuando el caso estaba plenamente aclarado por la “investigación previa” que otorgó verosimilitud a los relatos y solo un año y medio después -en noviembre de 2016- inició el proceso canónico penal, sin enviar los antecedentes al Ministerio Público ni darlos a conocer a la ciudadanía.
Al afectado que le relató cómo fue violado, Ezzati solo lo abrazó, lo conminó a rezar por su victimario y le entregó 30 mil pesos.
La PDI allanó la casa de Tito Rivera junto a la conservadora de la Catedral de Santiago y descubrieron que estaba “atiborrada” de imágenes religiosas que se había robado desde distintos templos. Para evitar ser descubierto intentó inculpar a una de sus víctimas, quien para limpiar su nombre entregó ocho fotos con imágenes de sexo explícito donde aparecía Tito Rivera con otros jóvenes.
Con los hechos acreditados, este último fue suspendido por 14 años del Ministerio Sacerdotal. Los documentos de la indagatoria interna de la Oficina Pastoral de Denuncias de la iglesia quedaron al descubierto en una demanda indemnizatoria por 350 millones de pesos en contra del Arzobispado, presentada por el abogado Alfredo Morgado. La historia la reveló la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.